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de una sociedad, va más allá de los llamados usos y costumbres, porque
estas rutinas no necesariamente obligan a hombres omujeres, a esposos o
esposas, a los jóvenes, a las autoridades, a los médicos, a los religiosos, o
a todos.
La aparente indeterminación de lo jurídico al interior de ciertas socie-
dades hace que sea difícil distinguirlo en forma clara del tejido social en
que está imbricado. Incluso porque losmiembrosmismos de la cultura de
la que participan no necesariamente son conscientes de que un determina-
do fenómeno sea jurídico, a pesar de estar ampliamente configurado. Lo
imposible en cualquier caso es identificar lo jurídico fuera del contexto
social integral. Por esa razón, el antropólogo jurídico se aproxima siempre
sin utilizar las categorías del derecho específico de una sociedad como
patrón o como marco de referencia para otras, y tampoco lo hace para
ajustar los procesos jurídicos a través de todas las culturas. El único cami-
no válido es desde los referentes de la cultura, y esto significa desentrañar
las categorías jurídicas a partir de cada sociedad en su diversidad históri-
ca propia.
El antropólogo jurídico está formado para comparar y hacer distincio-
nes; busca encontrar qué es el derecho en una sociedad y cómo se expre-
sa en campos diferentes y determinados; parte de investigar qué hace la
gente y debe poder explicar por qué hace lo que hace. Es probable que
un periodista, un misionero, una persona que convive en una sociedad
determinada u otro científico social realicen buenas descripciones de lo
que hace la gente, pero probablemente no puedan saber qué haymás allá
de lo puramente fenomenológico, de las señales que a simple vista se ven.
Expresa un abogado mestizo: "Darle fuete a un sujeto en medio de una
comunidad reunida es un acto de tortura y de humillación".
Era día de minga. El gobernador citó para arreglar el camino. Unos fue-
ron de cacería la víspera para traer comida. Como cazaron un venado,
muchos se enteraron, y como era domingo de mercado compraron carne