Sonia Montecino: ceremonia de reconocimiento - page 35

que logremos subir al menos al primer piso de la facultad¡
De todos modos estar en el subterráneo tiene que ver con
residir en las entrañas, mirar siempre desde abajo y desde “lo
interior”, lo que permite tomar distancia con el poder,
ironizarlo, problematizarlo y recordar el sitio desde donde se
habla, el lugar desde donde se viene, el género que nos
condiciona. Gracias querida Loreto por todo lo que hemos
vivido juntas.
El premio es compartido también con mis ex alumnas y ahora
colegas, de varias generaciones, que se han especializado en
Antropología del Género y han incursionado creativamente en
ese campo, ellas han hecho posible que nuestro Centro siga en
pie, y que cuando el Rector me propuso hacerme cargo del
Archivo Central Andrés Bello, todo el capital acumulado no
despareciera, ni los cursos de pre y post grado, ni las
investigaciones, ni la extensión (¡y la vida nueva con la revista
Al Sur de todo¡ Qué precioso nombre: al sur de todo). Sé que la
tarea ha sido ardua, llena de incomprensiones, de vencer
constantemente las barreras que el neomachismo impone,
sobre todo porque se trató y se trata de jóvenes antropólogas
que deben no solo abrirse paso ante las exigencias de la
academia, sino de competir por los escasos recursos que tiene
el departamento para contratar a las nuevas generaciones.
Pero allí están, sus logros son evidentes y la pajarera
afortunadamente ha quedado atrás. Agradezco especialmente
a quienes han tomado la posta: Carolina Franch, Paula
Hernández, Manuela Cisternas, Catalina Ivanovic, a Isabel
Pemjean y también a muchas otras y otros que han animado
en todos estos años el Centro como Alexandra Obach, Michele
Sadler, Felipe Lavanderos y Felipe Rivera. A María Elena Acuña
agradezco su compañerismo y el apoyo en muchos de los
proyectos emprendidos, así como su compromiso de hoy en la
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