Página 63 - Los quinientos años de Santiago y el segundo milenio de la aldea de Huechuraba

¿De qué otra manera podrían explicarse los extremos barbarismos de los
pueblos más avanzados en estos precisos instantes?
¿ Cómo se explicaría la descarnada exclavitud economlca de nuestros
tiempos, cien veces peor que el servilismo de la Edad Media y que la esclavitud
racial de la época moderna?
¿Cómo se explicarla la tortura científica del presente y el terror que
domina cada día más a la humanidad, más terrible que la aflicción del ser
humano solitario, abandonado en los bosques, en las nieves, en los desiertos en la
más remota época paleolítica?
Durante otros varios miles de años esos asentamientos flotaron en una
ancha naturaleza, sin sobrepasar un relativamente reducido número de
componentes. Sólo Roma alcanza a cifras cercanas a un millón de habitantes en
su mayor desarrollo, y Londres logra ese millón al inicio del siglo XIX.
Sin embargo, en varias regiones de la tierra, esos asentamientos se fueron
tocando por sus "burbujas", o sea, por el área de influencia y de recursos que le
daban la posibilidad de existir, permanecer o crecer. Aparecieron las ciudadelas
y las ciudades. En ese momento se inventó la guerra, ganó el más fuerte, no el
más sabio.
Se estructuraron las jerarquías de los asentamientos, aparecieron los
feudos y los reinos y los imperios, siempre determinados por esos factores de la
"sabiduria intrínseca natural".
Llegó el colonialismo fIsico, y en la búsqueda de un equilibrio más
estable, muy recientemente en el siglo XIX, y hasta el presente, se está probando
la formación de naciones que tratan de limitar la dinámica expresión de la
colectividad humana, encerrándola en límites rígidos y artificiales, que serán
incapaces de contener el eterno desarrollo de nuevas formas de equilibrio que,
por millares de años, seguirán rigiendo los asentamientos humanos.
Es cierto que se busca formar estados unidos, reinos unidos, uniones de
repúblicas, naciones unidas, unión de países, agrupaciones de culturas, mercados
comunes, organizaciones de continentes, para adaptarse a la evolución que la
"sabiduria intrínseca natural" exige, más allá de la voluntad consciente del
hombre.
Pero es aún más cierto que, paralelo a'este esquema e independiente de él,
se está formando cada vez con más fuerza y poder la estructura del colonialismo
técnico y económico, y cultural.
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