N° 35, diciembre de 2004
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Proyecciones de la bioética
B
ajo el término “bioética” se cristalizó y adquirió presencia social un
conjunto heterogéneo de inquietudes y preocupaciones que “mue-
ven” a las personas. Su primera forma, casi en todos los sitios en que se
ha instalado, es la del “movimiento”, esto es, la reflexión detonada por “e-
mociones”. Los casos emblemáticos del primer comité de legos en Seattle,
del caso
Tuskegee
, de las transgresiones a la dignidad humana en nombre
de la ciencia y muchos otros, fueron la marca de la bioética de cuño médi-
co, clínico e investigativo. La necesidad de preservar la biosfera, de cuidar
el ambiente y de mostrar solidaridad hacia el mundo natural gatillaron la
forma “macro” de la bioética, que expresa la emoción, en parte negativa,
de comprobar las depredaciones de la especie humana y la conciencia ne-
cesaria para garantizar la supervivencia.
Convivencia y supervivencia son términos que implican vida en sociedad
y solidaridad, tanto en su variedad “horizontal” (con los pares y los coetá-
neos) como “vertical” (con el Estado y el poder). De allí que el diálogo
sea el elemento fundante de la bioética, que así trascendió los límites de la
ética tradicional y las admoniciones basadas en preceptos religiosos.
Es evidente que entre las formas más “macro” de la bioética, referidas a la
solidaridad biosférica, y las más “micro”, relacionadas con el trato entre
personas, se abre el espacio de la vida social humana, de las sociedades, de
las que decía Ortega y Gasset que eran agregados humanos “desalmados”
porque no tienen alma en el sentido de alma individual.
En relación con la salud, el ámbito de la salud pública es aquel que estudia
los procesos que la sociedad, en tanto comunidad humana organizada,
desarrolla e implementa para promover el bienestar de sus miembros in-
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