N° 36, mayo de 2005
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Decisiones en bioética para Latinoamérica y
el Caribe
S
i se estimara el éxito de la causa y del movimiento bioéticos en Améri-
ca Latina por el aumento numérico de cursos, congresos, asociaciones
y declaraciones públicas, no cabe duda que habría que calificarlo de explo-
sivo y sorprendente. Cada semana recibimos noticia de alguna iniciativa
–en general, siempre con el adjetivo de “primera”– destinada a juntar per-
sonas, promover instituciones y desarrollar proyectos.
En lo cuantitativo, por lo menos, la bioética latinoamericana crece veloz-
mente.
En cuanto a calidad de los seminarios, congresos y grupos, el panorama
es algo distinto. La misma atomización de las iniciativas, la improvisa-
da inserción de las temáticas en cursos y seminarios y la autoproclamada
competencia de algunas personas hacen imperioso revisar los criterios con
que se planea, en cada caso, hacer viable la causa bioética.
Asistimos a la escisión de sociedades, a la realización en paralelo de congre-
sos, al competitivo establecimiento de iniciativas que solamente replican
sin innovar y al deseo de algunos de controlar el campo como si se tratara
de un territorio personal. Si a eso se agrega un cierto tono demagógico en
declaraciones que, aunque justificadas en lo esencial, no son propositivas
de nuevas ideas sino reiteradoras de consignas, el panorama no es del todo
positivo.
Nadie pensaría en limitar este vasto movimiento. De lo que se trata es de
aceptar y promover niveles mínimos de calidad en los trabajos, de incre-
mentar el intercambio entre los cultores de la disciplina y de evitar afanes
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