El “caso Balmis” y la ética de la vacunación. Una nota histórica
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mucho de lo que hoy día se cree
saber procede de la invención pos-
terior a los hechos. Pasteur debió
dudar antes de aplicar su procedi-
miento –menos fundado, es ver-
dad, en intuiciones empíricas, que
el de Jenner– al luego famoso Jose-
ph Meister, el niño alsaciano que,
gracias a la mordedura de un pe-
rro, saltó a la inmortalidad. Dudó
probablemente porque lo suyo era
el misterioso salto de la idea al he-
cho. Dudó porque, no siendo mé-
dico, sino químico, debía delegar
en otros la realización del procedi-
miento y, por ende, se introducía
un factor de error adicional. Dudó
porque, de fallar, sus conciuda-
danos tendrían un esperable eno-
jo. Las dudas de Pasteur revelan,
aunque implícitamente y no de
modo demasiado manifiesto, que
experimentar en sujetos humanos,
bien que necesario, se había hecho
problemático.
La historia ulterior de Pasteur es,
también, una saga heroica. Es sa-
bido que Joseph Meister no sufrió
la esperable enfermedad de la rabia.
Se salvó y llegó a ser, con el tiem-
po, empleado del Instituto Pasteur,
ese templo de la ciencia que la ci-
vilidad francesa dedicó a su héroe
epónimo. Y está enterrado, dicen,
junto al maestro, en la cripta egip-
cíaca del subterráneo del instituto
en la cual reposan –en esa atmós-
fera de veneración y teatralidad de
la cultura gala– los restos del gran
hombre. A no dudarlo, final feliz.
Cuando, en nuestros días, la co-
munidad médica y científica busca
una vacuna eficaz contra la pla-
ga del siglo, el sida, su trabajo es
considerablemente más complejo
que en la época de Jenner o la de
Pasteur. Hoy día deben responder
a muchas preguntas quienes tal
trabajo emprenden. Por ejemplo,
deben demostrar que proceden de
acuerdo con los cánones del méto-
do hoy día esencial, llamado cientí-
fico, porque se supone que sustenta
el edificio de la ciencia. Deben ha-
cer demostración de que conocen
todo lo posible sobre el tema que
abordan, esto es, que tienen cre-
denciales suficientes, acreditadas
por universidades y centros de es-
tudio, para tener responsabilidades
científicas. Han de conocer a fon-
do lo previo, insertar su trabajo en
una tradición de preguntas. Deben
obtener el consentimiento infor-
mado o esclarecido de potenciales
sujetos y, si es necesario, de los lí-
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