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Referentes históricos
Con la bioética ha ocurrido algo
semejante a lo que pasó con el psi-
coanálisis. Éste nació en el ámbito
germánico con la obra de Freud y
sus primeros discípulos, fue des-
plazado a Estados Unidos con la
emigración de los judíos de la Ale-
mania nacionalsocialista y reim-
portado a Europa, especialmente
Alemania, después de la Segunda
Guerra Mundial. En ese proceso,
el “movimiento” cambió su faz, se
convirtió en doctrina y en discipli-
na, se hizo políglota y fue en parte
desviado de lo que pudieron haber
sido su cauce y orientación origina-
les. Adquirió resonancia, prestigio
y aceptación en los círculos acadé-
micos no sin algunas dificultades.
Desde hace poco, y gracias a publi-
caciones del profesor Hans Martin
Sass, de Bochum y Washington, se
sabe que el vocablo “bioética” no
es una creación de Van Rensselaer
Potter (como afirma él mismo y re-
pite la mayoría de los textos) sino
un invento del teólogo protestante
Fritz Jahr (
de Halle an der Saale
),
quien dio tal título a un artículo de
1927, publicado en la revista
Kos-
mos
.
Handweiser für Naturfreunde
,
volumen 24, páginas 2 a 4. Cabe
preguntarse por qué, en su momen-
to germinal, el término no tuvo
una merecida resonancia, derivado
–como era el caso– de una atenta y
consecuente lectura de Kant.
Sabemos, y repetimos, que el tér-
mino se instaló en el léxico esta-
dounidense en los años setenta,
gracias a Potter, Hellegers, Shriver,
entre otros, y recibió de Daniel Ca-
llahan una suerte de estatuto disci-
plinario en 1973 (
Hastings Center
Studies
1: 66-73). En su reimpor-
tación a Europa tuvo numerosas
vicisitudes y resistencias, más de-
bidas a las asociaciones adquiridas
El “imperativo bioético” de Fritz Jahr y la
neobioética estadounidense*
*
JANO
(Barcelona) octubre 2008; 1710:
10-16.
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