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es el que ama algo pero no lo desempeña como oficio. Cuando Viktor
von Weizsäcker tomó la neurología como campo de trabajo clínico no lo
hizo, según propia confesión, porque lo prefiriera, sino porque era lo que
el sistema podía ofrecerle, ya que le vedaba la cátedra de medicina interna.
Cuando retorne a Heidelberg después de la guerra, enseñará fisiología du-
rante un semestre y será la única vez que, según propia confesión, tendrá
actividad docente continua y regular.
La integralidad de la perspectiva indicada en el adjetivo “
allgemein
” puede
resumirse de la siguiente manera: a la forma de medicina científica que
preconizaba Claude Bernard, sólidamente anclada en la fisiología, ciencia
nutricia y fundacional de todo lo humano desde el siglo XIX (“
Nemo psy-
chologus nisi physiologus
”, decía Johannes Müller, “no hay psicólogo si no se
es fisiólogo”), se incorporan dos vertientes reflexivas; la primera, aportada
por la psicología inaugurada por el psicoanálisis, distinta del estructuralis-
mo wundtiano y del funcionalismo que lo reemplaza. Es psicología basada
en la palabra, la escucha y la exploración de la interioridad personal. La
segunda aportación, relacionada con ella, fue la reconstrucción histórica
del devenir personal como biografía que complementa a la biología y le
da sentido como narrativa de las interacciones entre el individuo y sus
ambientes (el natural y el social). Podríamos resumir diciendo que al
fisio-
análisis
de la medicina científica se suman el
psicoanálisis
, el
socioanálisis
y
el
ecoanálisis
. Estas perspectivas, con discursos disciplinarios mutuamente
excluyentes, presentan aún hoy fusiones utópicas y los lenguajes de los
especialistas disocian en lugar de unir. La dimensión ecosocial y la di-
mensión psicológica siguen “redescubriéndose” cada cierto tiempo, y en
sus versiones más populares yuxtaponen más que integran discursos. El
ejercicio de las profesiones mezcla saber, ciencia, dinero, poder y moral.
Así como hay razones que el raciocinio desecha como pseudorrazones o
racionalizaciones, también hay afirmaciones que pasan inadvertidamente
de la esfera política a la técnica o influencias soterradas de la racionalidad
económica que pasan por afirmaciones científicas. De hecho, las “eviden-
cias” que pregona la “medicina basada en pruebas (o evidencias) no son
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