Partituras Archivo Central Andrés Bello : catálogo razonado - page 8

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persona con intereses humanistas, que a los chilenos
y
chilenas nos
gusta
la música.
Creo que un granvalor de
esta
investigación es que nos proporciona una genealogía de
dicha afición por la música que sigueviva en los cantores del transporte público, de las
calles, de los trovadores nuevos
y
antiguos, de los cultores del hip-hop, de las baladas
románticas, de los participantes en los variados concursos televisivos que hoy
están
en
el
aire
y
que provocan -en todo el sentido de la palabra-la emergencia de dicha pasión
convocando a los "talentos" chilenos. Nos
gusta
cantarYnos
gusta
la música.
Sobre ello tenemos muchos más campos que explorar
y
documentar pues lo
efIm.erode tal afición, suvolatilidad
y
laesenciade tal placerporlamúsicaefectivamente
deja pocas huellas materiales. Insisto, entonces, en que el resguardo del preciado
material de partituras que posee nuestro Archivo, nos puede conmover en más de un
sentido o varios de nuestros sentidos al son de esta "música
Iigera~
Estas piezas también documentan una larga tradición de la Universidad
relacionada con los estudios musicales, por la reunión de material importante para
la cultura del país
y
con el reconocimiento que importantes coleccionistas le hacen
a nuestra Casa de Estudios como guardiana
y
depositaria de los bienes culturales de
nuestra sociedad, razón que los movió a donarlas a
esta
institución. El material aquí
seleccionado es
otra
lectura respecto de aquella primera lectura que fue la de sus
coleccionistas originales. Es decir, lo que el historiador Eugenio Pereira
Salas
pesquisó
para
reunir
en un conjunto obedece a criterios que ya pusieron envalor unas piezas por
sobre otras,lomismo debe decirse de José Zamudio o del bibliófilo Domingo Edwards.
Estos criterios también son una entrada posible al estudio de estas partituras, pues,
como
ya
he sefialado, una perspectiva interdisciplinaria
y
en distintos niveles del
patrimonio, permite que las lecturas no se agoten en una mirada, si no que podamos
permanentemente volver sobre estos vestigios para que nos cuenten otras historias.
Posiblemente también, una musicología más critica, nos permita liberar los sonidos del
siglo XIX de la partitura
y
preguntarnos por todo aquello que ella pudo normalizar,
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