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documentacin
copiosa,
la verdad
desnuda
y
sin
coment
rios brillantes. H ah
la
diferencia!
Al frente de
estas
dos
formas
de defensa
en
el gran pro-
ceso
histrico
que
quiz llega
hoi
a
su
trmino,
America
y
.Europa,
el
mundo
todo,
ha
dado
este
fallo
inapelable:
Chile
se
preparo
pacientemente
para
llevar
la
guerra ai Peru y
Bolivia,
con
el
propsito
de
hacer
suyos los
territrios
de
Antofagasta
y
Tarapac
y
acaparar
el
monoplio
exclusivo
dei salitre
v
el
guano
de
esas
regiones,
como
el
nico
remdio de
una
inminente catstrofe financiera.
Despues
de muchos
anos
de
pleito
sobre
fronteras
entre
Chile
y
Bolivia
en
los que
esta
ltima abandonaba
en
cada
nuevo
arreglo
una
parte
de
sus
derechos,
constrenida
por
su
anhelo
de paz
externa
ya que
se
veia
frecuentemente
envuelta
en
el turbin
de luchas
intestinas,
firmo
el
tratado
de
1874.
Ese
tratado
fu
una
claudificacin.
Entregaba
Bolivia
territrios
suyos,
netamente
suyos,
consagrados
en su
favor
por
el
uti
posidetis
de
1810
que
es
la
regia
divisria de las
nacionalidades nacidas ai calor
de
la
revolucin
americana,
y cedia
algo
de
su
soberania
con
la
particin
de
las
guane-
ras
yacentes
dentro
dei
paralelo
de
esplotacin
comn.
Pro
esto
no
fu
bastante.
Chile
pugnaba
por obtener
la
preponderncia poltica
en
el
Pacfico.
El
Peru,
su
nico
rival
apreciable,
habia buscado los
mdios
de
monopolizar
el salitre
y
sin fuerzas para
obtenerlo,
agobiado
por
la
cr-
sis
y la
decadncia,
deshecho
por
la
guerra
civil,
vi
con
zozobra que
Chile
se
robustecia
y
cuando
se
crey
amena-
zado
de
cerca,
espuesto
caer
ai
golpe
que le
preparaba
su
eterno
enemigo,
concibi
y
firmo el
pacto
de
alianza
defen
siva
con
Bolivia,
en
la
esperanza
de
alejar
el
peligro
que
preveia
de
conjurarlo
definitivamente.
Y
habra sido
as.
Pro
desgraciadamente
una
tenebrosa
maquinacin
de la que
fu
instrumento
el
brazo
mercenrio
de
un
obscuro
soldado, separo
dei escenario de
la
vida
dou
Manuel
Pardo,
su
grande
hombre,
el
crebro
mas
po
deroso
de
aquellos
tiempos
en
el
Peru,
capaz
el
solo
de
1,2,3,4,5,6 8,9,10,11,12,13,14,15,16,17,...38