y cursó el Magíster en Comunicación
Política del Instituto de la Comuni-
cación e Imagen de la Universidad de
Chile. Mucho de lo que sabe, de su
formación y convicción política, lo
aprendió gracias al que define como
“efecto par”.
“Está el efecto escuela y el efecto par.
El efecto escuela es que la institución
en la que tú estudias te entrega las he-
rramientas necesarias para que cumplas
objetivos, metas, sueños. El efecto par
es que esta formación también la cons-
truyen tus compañeros y compañeras
en la medida que tú entregas y recibes
de ellos”, explica Arelis. Aquello lo
aprendió en Educación 2020, la fun-
dación en la que trabaja “para ganarse
las
lucas
”. El resto del tiempo lo divide
entre su rol como directora de comuni-
caciones en el OCAC, los talleres a los
que asiste para seguir aprendiendo y las
diversas colaboraciones que escribe.
Noemí Caro, de 53 años, quería ser pe-
riodista, pero en su familia sus hermanos
fueron exitosos ingenieros y a ella le tocó
estudiar contabilidad en un liceo comer-
cial; nunca le gustó. Su hermana entró a estudiar párvulos a la univer-
sidad, pero no la apoyaron. No fueron muchas las cosas que Noemí
eligió por su cuenta. “Yo soy hija de la dictadura ciento por ciento,
la de la casa y la del país”, asegura. Su padre era carabinero, aunque
“paco raso, no más, era”, pero le bastó para ser el general del hogar.
Complicadas decisiones
Los ELA contemplaron tres preguntas: la primera, sobre los va-
lores y principios que debería asegurar la nueva Constitución;
la segunda, sobre los derechos, deberes y responsabilidades a
considerar; y la tercera, sobre las instituciones del Estado más
importantes para el debate constitucional. En el encuentro del
OCAC comienza la primera ronda. Poco a poco la pizarra se irá
llenando de barras de conteo para llegar a consensos. La tarea
parecía sencilla, pero frente a la elección de cada concepto existe
una trampa: la exclusión de otros principios y valores.
“Yo voté por la equidad de género porque quiero que gane, pero
en realidad quería agregar en
otros
al feminismo, porque eso es lo
que nos convoca, pero trabajo en encuestas y sé lo que pasa con
la categoría
otros
”, puntualiza una socióloga. “Que la iglesia no
se tome como garante de nada”, advierte Noemí frente al Estado
laico, mientras avanza a velocidad
record
un tejido de lana café.
Cada palabra y cada definición deben representar el más fiel
consenso del grupo y alcanzar la máxima precisión. Ese día, los
principios y valores más votados serían la equidad de género y la
defensa del estado laico, además de la diversidad, la igualdad, la
multiculturalidad, la democracia y la participación. A la hora de
los derechos se destacaría la participación, la igualdad ante la ley,
la libertad de expresión, la vivienda digna, la salud, la educación
y la igualdad de género. Sobre los deberes y responsabilidades el
debate fue más breve y las categorías propuestas, menos com-
prendidas. A grandes rasgos primó el respeto a los derechos de
los otros y la promoción, protección y respeto a los derechos hu-
manos fundamentales. Todo lo demás podía desprenderse de allí.
Uno de los aspectos más criticados de los ELA se reprodujo en
la cita del OCAC. Sin los abogados y las abogadas presentes
el aterrizaje de la discusión habría sido imposible. Entre una
mayoría de profesionales universitarias no había claridad de los
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P.P. / Nº2 2016