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Hay insectos proveedores de productos útiles al hombre: seda natural, miel, cera, resinas,

pigmentos antes usados tradicionalmente en la tinción de telas y tejidos, aunque en la actua-

lidad muchos de ellos han sido reemplazados por pigmentos sintéticos.

Aborígenes de pueblos primitivos, aún ahora, consumen habitualmente insectos en su

alimentación. En algunos países asiáticos hay insectos que son considerados como platos

exquisitos, verdaderas “delicatesen” para muchos “gourmets” y su empleo se está difundiendo

lentamente en países occidentales.

Por los demás, diversos nutriólogos han señalado que los insectos probablemente constituirán

la fuente barata y segura de proteínas para los seres humanos en un futuro más o menos próximo.

Se piensa que la harina de insectos desecados y molidos sería un magnífico alimento rico en pro-

teínas, fácil de producir en en enormes cantidades en cultivos simples y no muy costosos y que

en esta forma de administración como harina no causaría repugnancia o rechazo en las personas.

Algunas especies son insectos de vida solitaria, otros de hábitos sociales y constituyen

colonias. En cuanto a su longevidad hay especies de vida muy corta (solamente algunas horas)

otras viven durante años. La reina termite suele vivir cincuenta años.

Respecto a sus actividades nocivas para el hombre y otros animales, encabezan la lista

los parásitos más conocidos y comunes: pulgas piojos, garrapatas, moscas y mosquitos, zan-

cudos, tábanos.

Muchos insectos son vectores de microbios (virus, bacterias, rickettsias, protozoos) pro-

ductores de enfermedades en el hombre y otros animales, (pulgas peste bubónica, zancudo

Anopheles malaria,

transmisor de la malaria). La mosca común es vector de microorganismos

productores de más de cien patologías distintas en el ser humano.

En las plantas algunos insectos fitopatógenos producen daños considerables. Pueden

arruinar cosechas, plantaciones, bosques, sembrados. Se dice en general que los monocultivos

de plantas favorecen la aparición y el desarrollo de los insectos destructores de ellas y causantes

de plagas vegetales específicas.

La aparición de grandes plagas en los sembrados, durante la segunda mitad del siglo

diecinueve, impulsó a los investigadores a buscar compuestos producidos por la, ya a esas al-

turas, pujante industria química para combatir y exterminar a los insectos causantes de tanto

estrago. Se comenzó a usar compuestos cuprosos, arsenicales, azufrados y otros, cuyo uso daba

una más bien reducida utilidad y una no despreciable toxicidad.

Sólo muchos años más tarde en el siglo veinte, todos estos esfuerzos químicos vi-

nieron a dar resultados ampliamente útiles, al descubrirse poco antes de 1940 el DDT