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“En este Bicentenario, conmemoramos el aniversario de muchos de los grandes
eventos de la historia americana. Sin embargo, un recuento honesto debe incluir
el reconocimiento tanto de nuestros errores como logros nacionales. Aprender
de nuestros errores no es placentero, pero tal como un gran filósofo advirtió
alguna vez, es algo que tenemos que hacer si es que queremos evitar repetirlos
de nuevo.
“El 19 de febrero es el aniversario de un día triste en la historia americana... Hoy
sabemos lo que debimos haber sabido en ese entonces - que haber realizado esa
evacuación estuvo mal sino que los americanos-japoneses eran y siguen siendo
americanos leales”
43
.
Gerald Ford revocó la Orden Ejecutiva 9066 que aún se encontraba en los libros
estatutarios; esta orden era la que había permitido que 120.000 personas fueran llevadas a los
campos de internación. Y añadió que “hemos aprendido de esta tragedia que vivimos hace
tanto tiempo que para siempre debemos atesorar la libertad y justicia para cada
estadounidense, y asegurarnos que este tipo de acción nunca más vuelva a repetirse”
44
.
Un último ejemplo es la disculpa solemne otorgada por el Papa Juan Pablo II en marzo
2000 por los errores de la Iglesia Católica Romana en los últimos 2000 años. Esto fue parte de
la misa de domingo efectuada en la Basílica de San Pedro en Roma. En sus disculpas el Papa
reconoció los errores y la crueldad que tuvieron lugar durante la historia de la Iglesia Católica
Romana, incluyendo la Inquisición, la conversión forzada de los nativos de África y América
Latina y el apoyo a las cruzadas, cuyas víctimas incluyeron Musulmanes, miembros de la
Iglesia Ortodoxa Oriental y Judíos. Sus disculpas fueron bien recibidas, aunque algunos
alegan que fueron realizadas en términos demasiado generales y que se hicieron algunas
omisiones importantes. Por ejemplo, el Papa no mencionó nada con respecto a la
discriminación contra los homosexuales. Y aún cuando sus disculpas con respecto a la
discriminación contra las mujeres fueron oportunas, no hizo ninguna referencia a su oposición
constante al aborto y al control de la natalidad, o a la negativa de que las mujeres formen parte
del sacerdocio. Desafortunadamente, no hubo reconocimiento ni disculpas por el hecho que el
Papa Pío XII no se haya manifestado en contra del Holocausto. Sin embargo, a pesar de estas
limitaciones, la disculpa pública del Papa fue un acto de coraje y sus sucesores podrán
construir sobre éste y abrir las puertas para una mayor reconciliación.
Suele ser en los momentos críticos de la historia de un país que sus líderes deciden ir
en contra de la corriente y ofrecer disculpas, abriendo así las puertas de la reconciliación.
Desafortunadamente, los grandes líderes con suficiente compasión y sensibilidad son escasos.
Muchos simplemente han dejado pasar la oportunidad. Uno que viene a la mente es el Primer
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Citado por Donald W. Shriver, en
An Ethic for Enemies,
reproducido en
Redress!
Japanese American Citizens
League; n.d. (c. 1983), p. 2. Shriver nos recuerda que fue recién en la Civil Liberties Act de 1988 que el
Congreso pidió formalmente perdón por las internaciones, autorizando un fondo de US$1,2 billones para el pago
de US$20.000 a cada uno de los 60.000 o más internados que seguían vivos en 1988. Esta ley también estableció
una fundación de US$50 millones para la promoción de los intereses culturales e históricos de los japoneses-
americanos.
44
Ibid
.