Idealismo e imperialismo en la política exterior de estados Unidos - page 6

En la búsqueda de este consenso interamericanQ, hay convergen–
cia de principios con Estados Unidos, pero no se han encontrado too
davía las estrategias políticas adecuadas. En el logro de esta meta la
arrogancia nacionalista o imperial es la peor consejera, tanto para la
potencia que presume hegemonía como para el país que se siente pre–
sionado desde
el
exterior.
La duplicidad de estándares políticos y morales también es fuente de
confusión y descrédito para los que proponen esta política y como para
aquellos que tratan de aplicarla en sus propias circunstancias.
En esta perspectiva, el aparente acuerdo existente sobre los princi–
pios generales debe aterrizarse de modo de adoptar una estrategia co.
mún para hacerlos viables a través de un consenso global. Ello requie.
re compromisos, una enorme habilidad diplomática y gran capacidad
política que son bienes escasos en la nueva Administración Carter y
dentro de la región. Mientras no se defina con claridad dónde ter.
mina el "uso" del poder y cuándo comienza el "abuso" del poder en
el Norte y Sur de América, la demanda por estos bienes políticos
escasos es probable que aumente. Si esta demanda supera la oferta,
nos encontraremos con fenómenos de sobreinfladón y politización de
los Derechos Hum.anos. Esta realidad, en vez de servir a ·estos nobles
principios, los instumentaliza en favor de intereses democráticos o
autoritarios; nacionalistas o imperiales; intervencionistas o aislacionistas.
Quizás, la lección final que se desprende de esta investigación, es
que una política de Derechos Humanos requiere de gestos y de acti_
tudes no imperiales para que se convierta en una causa universaL En
este sentido, "el deber ser ético" debe ajustarse a las "posibilidades
de ser", para lograr una solución integral de este problema. Como la
política es el arte de lo posible, necesariamente la solución debe ser
política. Ello implica negociación en vez de imposición; diálogo en
vez de monólogo y concesiones mutuas que respeten el pluralismo y
la soberanía de cada país en particular.
Para terminar esta introducción, queremos expresar que nuestra
perspectiva analítica proviene de la Ci encia Política, con algunos con.
ceptos proporcionados por la escuela realista y otros provenientes de
mi propia investigación sobre el problema de las Relaciones
Interna~
cionales de América Latina con Estados Unidos.
(*)
En nuestra perspectiva, la ubicación del debate sobre los Dere.
chos Humanos dentro del contexto de las relaciones históricas entre
Metrópolis y Periferia, sirve para identificar los obstáculos y los as.
pectos promisorios de este movimiento, al cual adherimos sin vacila.
(*)
El material histórico de esta investigación es parte del capítulo
cuarto de mi disertación de doctorado: "International Relations between
Metropolis and the Latin American Periphery", Univ. of Notre Dame,
1978. Departament of Gov. and International Studies (USA).
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