Cuarta Parte / Panel de Investigadores Jóvenes
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Pablo Mardones, Francesca Simonetti, Camilo Aguirre, Benigno Pino, Nelson Carroza, Felipe Espinosa, Antonia Mardones y Alejandra Meyer
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Los flujos migratorios hacia Chile no son
de ninguna manera algo nuevo, ya que han
estado presentes a lo largo del desarrollo
de su historia. Lo que sí se puede constatar
son las nuevas formas que han adoptado los
flujos migratorios que han desembocado
en Chile en los últimos años, los cuales se
enmarcan en el contexto de las denomina-
das migraciones internacionales de alcance
global. Las principales características de
estas nuevas migraciones están dadas por
el hecho que se desarrollan entre Estados
Nacionales, en un mundo densamente
poblado, post colonial y globalizado.
Nos encontramos, pues, ante una realidad
nueva que genera a su vez nuevos desafíos
político-culturales orientados a la confor-
mación y configuración de sociedades
multiculturales capaces de poder llevar a
cabo una gestión de la diversidad cultural
propia de un mundo global.
La reflexión teórica que nos permite
describir la complejidad que asumen los
movimientos migratorios modernos es la
idea de transnacionalismo (Ojeda, 2005)
(cortés, 2005). Desde esta perspectiva la
razón de movilizarse de los migrantes se
relaciona con la necesidad de poder satis-
facer sus necesidades, especialmente de
tipo económica, lo que no requiere que el
migrante se vincule necesariamente con la
comunidad a la cual llega, observándose,
por el contrario, una recreación de vínculos
sociales con sus pares connacionales que
comparten su condición de migrante. En el
caso de Chile, se hace latente el caso de la
comunidad peruana, especialmente por su
visibilidad en el espacio público.
Además, debemos señalar que a pesar de
que se ha observado un aumento significa-
tivo en las últimas décadas de la población
inmigrante en Chile, no es comparable a
la situación de otros países en el mundo,
donde la magnitud y volumen de los flujos
migratorios son infinitamente mucho mayores,
pero es un fenómeno que está presente en
la realidad chilena y que se hace cada vez
más visible en el imaginario social chileno.
La situación de Chile se caracteriza por
sus paradojas y tensiones. Por un lado, es
posible observar a nivel de relaciones inter-
nacionales una adscripción a las normativas
y convenciones internacionales en torno a la
temática migratoria, pero las prácticas con-
cretas en relación al tema migratorio dejan
en evidencia los vacíos, retrasos y falta de
preocupación por parte de la institucionalidad
chilena con respecto al tema en la actuali-
dad, lo que repercute en un menoscabo de
sus derechos humanos universales, o sea, el
acceso a la red de protección social (salud,
vivienda y educación), a lo cual debe sumarse
la segmentación del mercado laboral y la
segregación residencial.
Estas mismas paradojas es posible ob-
servarlas en el sistema escolar chileno, y su
relación con los alumnas/os migrantes, acen-
tuado en el caso de aquellos provenientes de
Perú y Bolivia. Por un lado, el sistema escolar
integra al niña/o migrante aceptándolo en
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