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Entiendo la situación, porque durante 17 años sólo se conoció en Chile la versión de
la dictadura y es natural que los perseguidos quieran dar la suya. Durante el
período que viví en el exterior, los años 1975 y 1976, fui testigo de cómo los
militantes de la UP eran presentados como partícipes de un gobierno exitoso, que
respetando plenamente las reglas de la democracia burguesa, habían sido
expulsados violentamente por el imperialismo americano, las transnacionales y los
fascistas chilenos. Entre estos últimos nos situaban a los DC. Entendiendo los
difíciles momentos que atravesaban y el natural deseo de justificar todo, yo expuse
mis propios puntos de vista, en todas las ocasiones en me invitaron a participar en
seminarios sobre el tema, ya que me parecía necesario hacer una reflexión más
objetiva. Tenía ganas de aportar algo al respecto en Chile, pero desde la perspectiva
de quien valora el trabajo común que hemos realizado estos años, en que hemos
podido apreciar la madura contribución de las fuerzas que hoy integramos la
Concertación.
Preguntas Pertinentes, Respuestas Necesarias
Que la izquierda exija explicaciones a la DC por su actuación frente al golpe, me
parece una posición respetable que puede ser adecuadamente respondida. Pero no
creo apropiado que, al mismo tiempo, no se digan más que generalidades sobre los
propios errores cometidos. Luis Corvalán, en un libro publicado días antes del 11 de
septiembre de 2003, señala que los que dicen, “todos tuvimos la culpa, todos somos
responsables”, buscan pasar la mentira por verdad.
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Comparto plenamente esa
afirmación y considero más equivocado aún sostener que sólo los otros son
culpables. Por eso aporto estas opiniones, para reflexionar juntos y realizar un
debate necesario que nos permita aproximarnos a una visión común y fundada. En
este trabajo se exponen hechos que me constan personalmente y antecedentes
emanados de diversas fuentes. También incluyo opiniones personales, por cierto,
pero reitero, una vez más, mi disposición a escuchar otros argumentos y declaro
estar disponible para cambiar de opinión si del debate se concluye algo distinto a lo
que aquí afirmo. Faltan muchas cosas por conocer y sería absurdo negarse a
aprender.
El impacto medial de estos días de agosto y septiembre de 2003 ha llegado a
saturar, según algunos. Para quienes vivimos esa etapa, ha hecho aflorar
sentimientos encontrados. Por una parte, la sensación de ahogo que vivimos tantos
años, especialmente los 17 de la dictadura, pero, a la vez, revalorar los esfuerzos
que hicimos para lograr un mundo más justo, más solidario y más democrático. Sin
duda no fuimos perfectos, y si pudiéramos volver al pasado, trataríamos de duplicar
nuestros esfuerzos para evitar que pasara lo que pasó. Lamentablemente eso es
imposible. Lo que sí se puede hacer es reflexionar sobre lo que ocurrió.
Formo parte de una generación que tiene más motivos para sentirse orgullosa de
ser DC, que para lamentarse de las decisiones equivocadas adoptadas en algunos
difíciles momentos. Creo que este sentimiento se da en la mayoría de los que
compartimos propuestas y acciones en esa época.
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Corvalán Lepe, Luis: “
El Gobierno de Salvador Allende
”. Ediciones LOM, Santiago, 2003.
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