Mejorar la educación : aprendizajes desde la investigación educativa

Loreto Valdés Aspillaga 150 as estudiantes del grupo socioeconómico bajo no ha desarrollado las competencias mínimas en ciencias naturales, frente a un 14% del grupo alto; un 47% de los/as estudiantes del grupo socioeconómico bajo no ha desarrollado las competencias mínimas en lectura, frente a un 11% del grupo alto; y un 72% de los/as estudiantes del grupo socioeconómico bajo no ha desarrollado las competencias mínimas en matemática, frente a un 23% del grupo socioeconómico alto. La brecha en resultados de aprendizaje por nivel socioeconómico va más allá de nuestro país: corresponde a un fenómeno mundial. En las últimas décadas se han creado múltiples organizaciones y programas en Chile y el mundo, tanto públicos como privados, que buscan abordar este problema. En Estados Unidos han surgido redes de colegios como Uncommon Schools o KIPP Schools, entre otras, que buscan entregar una educación de excelencia a estudiantes que viven en contextos de vulnerabilidad que les permita obtener resultados educativos iguales o por sobre los estudiantes de mayo- res niveles socioeconómicos, preparándolos así para el ingreso a la educación superior 2 . ¿Qué tienen en común estas organizaciones y estos programas? En todos ellos se observa una apuesta al «acompañamiento docen- te» como variable crítica para reducir esta brecha. Esta apuesta se entiende a la luz de la evidencia que ha mostrado de forma consis- tente al «docente» como la variable escolar que más incide en el aprendizaje de los y las estudiantes y, junto con eso, el potencial de la observación de clases para «hacer crecer» a los y las docentes. En Estados Unidos, entre los años 2009 y 2011, se desarrolló un proyecto de medición de efectividad docente (MET), financiado por la Fundación Bill y Melinda Gates, con el fin de encontrar múl- tiples medidas para identificar la enseñanza efectiva, y proveer a los y las docentes información confiable para mejorar su desempeño. Se realizaron miles de observaciones de clases (participaron más de 3000 profesores y 100 000 estudiantes), concluyendo que estas son una herramienta con un alto potencial de retroalimentación. 2 En Chile, además de las instituciones estatales, existen fundaciones educacionales como Astoreca, Belén Educa, SIP Red de Colegios, Corporación Aprender y Enseña Chile, entre otras, a las que las mueve un similar propósito.

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=