también produce una migración y gran mortandad de aves marinas.
La costa central y norte de Chile se ve a su vez favorecida por el fenómeno de
surgencia que consiste en el ascenso de aguas subsuperficiales, ricas en nutrientes hacia la
superficie, fertilizando el océano y contribuyendo con esto al crecimiento del plancton,
alimento base de los organismos marinos que constituyen, a su vez, la riqueza pesquera de
la zona.
Las investigaciones en biolog(a marina, iniciadas por nuestro pa(s en la década del
40, se han orientado principalmente a la identificación de especies de nuestra flora y
fauna marina; a estudios de ecología y distribución del plancton, peces, crustáceos, algas, •
aves y mamíferos marinos y al conocimiento del ciclo vital de ciertas especies de
importancia económica.
Especialmente destacable es la labor desarrollada en este campo por las
Universidades de Chile (Departamento de Oceonología, Montemar) y Concepción. Sin
embargo, nuestro conocimiento actual es fragmentario y heterogéneo, debiendo
intensificarse la labor en este campo, especialmente sobre especies de importé1ncia
comercial
y
de aquellas potenciales.
PESCA
Las estadísticas de pesca de los últimos años señalan como principales recursos
nacionales en explotación a la anchoveta, merluza, camarones, langostinos, sardinas,
moluscos y algas (Ver figura y Cuadro 1). Sin embargo, los resultados de las
investigaciones biol6gico-pesqueras realizadas principalmente por el Instituto de Fomento
Pesquero y.la Universidad Católica de Valparaíso, han permitido determinar que estos
recursos están en su nivel máximo de explotación. Por esta raz6n es necesario tomar hoy
las medidas tendientes a regular la intensidad de pesca, ya que de lo contrario pOdría
lIeJarse, en fecha
próxima~
al punto crítico en el cual no se puedan recuperar las
poblaciones.
Otros recursos, como el jurel y la centolla. aún no han alcanzado su máximo nivel
de extracción, lo cual permitiría una intensificación de las capturas sobre ambas especies.
Sin embargo, lo que abre grandes perspectivas para el futuro son algunos recursos
potenciales que se perfilan de gran abundancia e importancia económica. Entre ellos
pueden citarse recursos de alta mar, agujilla y caballa; del talud continental, bacalaos y
crustáceos; en la región de los canales, merluza de cola, cabrilla, sardina, jaivas,
langostinos, algas y bivalvos; y, en el extremo austral y reJión antártica, krill.
La racionalización de la explotación de las pesquerías tradicionales, la iniciación de
faenas de pesca sobre los recursos potenciales y el desarrollo de los cultivos marinos,
permitirán al menos duplicar los actuales niveles de captura, situación que repercutirá
directamente en el desarrollo socioeconómico nacional.
La flota industrial chilena está formada por 275 embarcaciones, dedicadas la mayor
cantidad de ellas, a la pesca de cerco (60
0 /0)
y las restantes a la pesca de arrastre y
transporte de mariscos (Cuadro 31. Por otra parte, el sector pesquero artesanal, de gran
importancia ya que es el principal abastecedor de especies finas para consumo en fresco,
está compuesto por un considerable núcleo de pescadores. con una cantidad aproximada
de 6.000 embarcaciones distribuidas a lo largo de todo el litoral.
A nivel industrial existen aproximadamente 60 empresas pesqueras dedicadas a la
elaboración de harina, congelados, conservas y otros productos de menor importancia.
Estas empresas, cuya producción abastece el mercado nacional además de exportar sus
productos, cuentan con la capacidad necesaria para procesar los actuales niveles de
explotación (Cuadro 4).
Finalmente cabe recordar que el desarrollo de las pesquen'as chilenas ocurrió con
posterioridad al término de la Segunda Guerra Mundial que, tras un vertiQinoso desarrollo
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