FERNANDO LOLAS
Inevitablemente, debíamos encontrarpreguntas insolubles enel cursode
nuestras conversaciones. El concepto de salud, por ejemplo. Conviniendo
muchos enque el "nirvana" de la definición oficial ("pleno bienestar... y no
solamente la ausenciade enfermedad") es inalcanzable, resta laconvicción
de que intuitivamente todos sabenque los nuevos sintagmas técnicos como
"calidad de vida" y "bienestar" cubren aspectos cruciales del constructo
salud. Y, desde luego, queda siempre como sólido el hecho de que hay una
vertiente subjetivay unaobjetivapara acopiar elementos definitorios.
Los debates llevaron a la formulación de cuatro fines o metas para la
medicina. No se les hace justicia a los participantes ni a sus aportacio–
nes cuando se les resume al modo de sentencias.
1.- Prevención de la enfermedad y la dolencia y promoción y man–
tención de la salud.
2.- Alivio del dolor y el sufrimiento causados por las enfermedades.
3.- El cuidado y la curación de quienes tienen enfermedad y
el
cuida–
do de los que no pueden ser curados.
4.- La evitación de una muerte prematura y la búsqueda de una
muerte pacífica.
Expuestos en esta forma sumaria, los fines de la medicina parecen
desprovistos de novedad. Hay que destacar que no era novedad lo
buscado sino formulación susceptible de consenso. Las expresiones
parecen manidas y reiterativas, mas es necesario observar que fueron el
resultado de debates prolongados, a veces hostiles, entre personas de
diversa formación y procedencia cultural. Parecen, finalmente, mínimos
comunes denominadores de tendencias muy dispares.
Por cierto, haymuchos otros fines que fueron mencionados. Algunos
involucran usar el conocimientomédico para[mes no-médicos. Por ejem–
plo, si lo que se sabe de las enfermedades de un individuo se emplea
para decidir su futuro laboral. Muchas de las situaciones a que da lugar
el "análisis cruzado" entre la medicina y otras prácticas sociales mere–
cen atento estudio y no siempre justifican las soluciones que sonmateria
de conocimiento corriente.
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