BIOÉTICA
y
MEDICINA. ASPECTOS DE UNA RELACIÓN
abstractos, esto es, susceptibles de formulación en muchos contextos.
Pero toda profesión es un saber-hacer que debe lidiar con los impondera–
bles de la circunstancia y resolver complejas geometrías de problemas. La
tensión entre lo universal y lo particular, consubstancial a lamedicina como
a otras prácticas sociales, debe ser tenida en cuenta cuando se planean
reformas o se buscamejor administración. Pues la virtud de la prudencia
no solamente se ejerce en el plano clínico. También es necesaria en las
tecnologías administrativas y en la formulación de políticas globales.
Hay muchas otras tensiones. Una de las que con más frecuencia
nos ocupa se refiere a la existencia misma de la separación entre el
"sistema médico" y la sociedad mayor. Los fines de la medicina son
propios de ella, dicen algunos. Inherentes a su esencia. Otros afirman
que son construcciones societarias, mudables como las culturas y las
opiniones, que cambian a tenor del tiempo histórico. Esta tensión es
interesante porque descubre fuentes de discrepancia. Es la forma ele–
vada del conflicto entre los miembros de una profesión y los miembros
de la sociedad que la alberga. Estos siempre creerán que aquellos,
guiados por buenos intereses, también se preocupan de sus propios
intereses. Estos considerarán que los propios intereses son buenos
para la sociedad.
Tal vez podría decirse que los fines de lamedicina son un subconjunto
de los fines que toda sociedad humana se propone. Que hay un núcleo
identificable en toda cultura y época, mas siempre modulado por las
particulares circunstancias de una nación o un período.
LOS FINES DE LAMEDICINA
Nuestras deliberaciones siempre fueron dialógicas. Un diálogo es por
su naturaleza una conversación interrumpida y entrecortada. Cuando es
exitoso, produce una eliminación de los dialogantes, que ya no se reco–
nocen como individuos en el producto final. Éste es siempre una extraña
mezcla de originalidad, familiaridad y lejanía.
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