Agradecimientos
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reduciendo su calidad y tambi´en su probabilidad de t´ermino. En los ´ultimos
meses Jorge Lorca se encarg´o de la edici´on con una prolija revisi´on del texto
final, aunque ciertamente soy yo el responsable de los errores que puedan per-
sistir. Muchos otros ayudantes han contribuido de distintas formas a trav´es de
los a˜nos, entre los que quiero agradecer de manera especial a Rodrigo Alfa-
ro, David Coble, Alejandro Drexler, Christian Ferrada, ´Alvaro Garc´ıa, Tania
Hern´andez y Francisco Parro.
He tenido la suerte tambi´en de tener muy buenos amigos en la profesi´on, de
los cuales he aprendido mucho; con algunos hemos escrito trabajos en conjunto,
hemos hecho clases juntos, hemos trabajado o simplemente hemos comparti-
do nuestro entusiasmo por la macroeconom´ıa. Varios de ellos me han hecho
valiosos comentarios a los cap´ıtulos y me han ayudado a entender y explicar
aspectos que en un principio no estaban bien tratados. Ojal´a lo haya logrado.
Mis agradecimientos especiales a Luis Felipe C´espedes, Kevin Cowan, Eduardo
Engel, Miguel Fuentes, Jordi Gal´ı, Luis ´Oscar Herrera, Igal Magendzo, Eric
Parrado, Andrea Repetto, Rodrigo Vald´es, Rodrigo Vergara y Federico Stur-
zenegger. Una menci´on especial merece Fernanda Castillo, excelente editora
adem´as de una gran entusiasta de este proyecto.
En nuestra vida siempre hay mucha gente que ejerce influencia sobre noso-
tros. Desde el apoyo de nuestros padres, y en mi caso ha sido muy importante,
los profesores que nos ense˜nan y motivan, nuestros colegas, en especial los
compa˜neros de estudio y de trabajo, y, finalmente, nuestros alumnos. Deber´ıa
mencionar a muchas personas. Tuve excelentes profesores, tuve el privilegio de
estudiar en MIT, y tambi´en tuve la oportunidad de conocer e interactuar con
otros grandes economistas que han tenido impacto en mi trabajo. Sin embargo,
quiero sintetizar mi gratitud en quien fuera mi gran profesor y amigo, Rudi
Dornbusch. Es dif´ıcil resumir la tremenda influencia que tuvo en m´ı, basta
se˜nalar que a m´as de cuatro a˜nos de su fallecimiento, sus amigos todav´ıa lo
extra˜namos mucho. Su generosidad, amistad y sabidur´ıa son irremplazables.
La gran mayor´ıa de los agradecimientos terminan mencionando a la familia,
y esta no ser´a una excepci´on, pues es un profundo y sincero agradecimiento.
Escribir un libro tiene costos: se sacrifican vacaciones —como las ´ultimas en
que me encerr´e a escribir—, fines de semana, noches hasta muy tarde e incluso
se deja de correr con buenos amigos en la ma˜nana para trabajar de madrugada.
Para poder hacer este tipo de locuras se necesita bastante comprensi´on, y mi
familia lo ha entendido; me ha dado un enorme apoyo, aunque no se si han
disfrutado. Al menos las bromas que me hacen no dejan de tener una cari˜nosa
iron´ıa. Por sobre todo, me han dado lo que una persona necesita para sentirse
bien m´as all´a de los logros profesionales. Este libro no lo hice para escapar, por
el contrario, sacrifiqu´e bastante. No hay palabras para agradecer a mi mujer,
Sol, por todo lo que ha significado para m´ı en estos a˜nos juntos. Me acompa˜n´o
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