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Es comprensible que al médico le cueste aceptar que, a veces, deba pres-
cribir a su paciente un medicamento distinto del que hubiera elegido con
total libertad si no estuviera de por medio el criterio económico. Incluso,
si la misma patología la estuviera tratando en un paciente privado y no en
uno del servicio público de salud se inclinaría muchas veces a prescribir un
medicamento con marca determinada. Si se analiza desde el punto de vista
del juramento hipocrático, que fundamenta la práctica médica en que su
principal objetivo es “hacer el bien al paciente”, podemos entender que
cualquier determinación que, a los ojos del clínico, no parezca ser la mejor
de las alternativas disponibles, le da a éste la sensación de estar atentando
contra su juramento.
En el mundo en que vivimos y bajo las circunstancias que nos rodean se
pueden encontrar argumentos que liberan de culpa al médico en la pres-
cripción y al farmacéutico en la selección y adquisición de medicamentos,
y justifican la determinación de adquirir medicamentos de precio inferior
por parte de los distintos sistemas de abastecimiento de los sistemas pú-
blicos de salud.
De los cuatro principios éticos fundamentales –autonomía, beneficen-
cia, no-maleficencia y justicia–, los dos primeros se denominan máximos
morales o deberes imperfectos. Máximos porque su aplicación viene del
exterior y deberes imperfectos por cuanto puede existir en ellos una cuota
no despreciable de subjetividad en su aplicación. Es así como no siempre
es posible ejercer la autonomía, ya sea por falta de capacidad transitoria
o permanente, o por ignorancia en los temas planteados. La beneficencia,
por su parte, puede a veces ser subjetiva según quién la evalúa, pues las
motivaciones e intereses de los implicados podrían de alguna manera estar
influyendo sobre las decisiones tomadas.
Los dos últimos principios, en cambio, se entienden como mínimos mo-
rales o deberes perfectos. Mínimos porque son el “mínimo” al que debe
aspirarse en la aplicación de criterios éticos, y perfectos porque son apli-
cables sin caer en la subjetividad del evaluador. El principio de no ma-
1...,156,157,158,159,160,161,162,163,164,165 167,168,169,170,171,172,173,174,175,176,...359