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ROSEDAL
Por los ojos extendidos se esparcen esos colores jadeantes que saltan de la piel,
que en la cercanía de las manos palpitan graves aullidos, y que escupen dolores hasta
arrancarse de raíz las formas del mundo que buscan contenerlos. Entonces se alzan
frente a ti como en un rapto despavorido. Moran en el origen de un gesto extraviado
para el que los cielos son legión.