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midades
pblicas
inherentes
ese
estado anormal
de toda
sociedad.
As
que,
los males y
el
desquicio
que ella
oea-
sionaba,
no se
consideraban
como
consecuencia de tal
situa
cion,
sino
como
el
resultado inmediato de
la insensata
y
cri
minal
ambicin
de
Carrera:
y el
partido
de
oposicion
con
destreza haca
gravitar
sobre
su
persona
toda
la
responsa-
bilidad. Pervertida
as
la
opinion
pblica,
la
oposicion
tomo
gran cuerpo
y
trabaj
con
calor y
perseverancia
para
hacer
desaparecer
de la
escena
ai
jven
general,
cuyo
ascendiente
y
grandes
calidades habia
despertado
la envidia
de
los
aspi
rantes
ai
poder,
celosos dela
popularidad
de
su
afortunado
antagonista.
El
recien te contraste
de
Chillan
les
brindo
el
protesto
ostensible
mas
eficaz para
llevar cabo
sus
maqui-
naciones
de
subversien
del
rden
eslablecido.
Al
efecto,
le negaron
hasta
los
recursos
mas
indispen-
sables
para
alimentar la
guerra
contra el
ejrcito
realista.
Fatigado
Carrera de
tan
abierta
hostilidad,
bien que
aun
pu-
diese
resistir
sus
contrrios
porque estaba seguro
de
la
ad
-
hesion de
sus
soldados,
resigno
el
mando,
para
evitaria
guerra
civil,
en
el coronel D. Bernardo
OTIiggins
que
ha
bia ya
adquirido
grandes
ttulos
para
ser
considerado
como
un
gefe
esforzado
y
decidido por la
causa
de la
revolucion.
Entre
sus
brillantes
hechos
de
armas
ocupa
sin
disputa
cl
primer lugar
la
accin
del Roble
(17
de
Octubre
1815),
en
donde
sorprendido
por
considerablcs
fuerzas
espanolas
com-
bati
con
inaudita
bizarria,
concluyendo
por
rechazary
es
carmentar
los
enemigos
muy
superiores
en
nmero.
En
la
mencion
oficial
que hace
Carrera
de
este
suce-
so,
rebozaba
su
entusiasmo por
Ia
conducla
militar
de
OTIig-
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