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C AP I TULO 5
L AS OCHO H I PÓT E S I S
Hipótesis 1:
es falso que el sistema de AFP era necesario para
resolver los defectos del sistema de reparto.
El sistema antiguo de reparto tenía serias dificultades financieras y mantenía
privilegios irritantes, por lo que era fundamental buscar soluciones, las que se
aplicaron desde el año 1979,antes de que se creara el sistema deAFP.Para ratificar
la validez de esta hipótesis que hemos planteado recurriremos al colaborador de
Pinochet y creador del sistema, José Piñera Echenique. En efecto, este personaje
ha sostenido que el Decreto Ley 2448 de 9 de febrero de1979 solucionó el
grave problema del financiamiento al establecer edades mínimas comunes para
jubilar, mujeres a los 60 años, hombres a los 65 años y eliminar las denominadas
perseguidoras, que eran jubilaciones para ex funcionarios de altos ingresos que se
reajustaban igual que los sueldos de los trabajadores activos en el sector público
y cuyo número era cercano a las 120 mil personas. En sus propias palabras lo
expresó así: “Para mucha gente, el DL 2448 recogió todo lo que una reforma
previsional podía contener en materia de metas y soluciones y cristalizaba de
la mejor manera las aspiraciones reformistas de Jorge Prat, Jorge Alessandri
o Eduardo Frei M.” Ese Decreto Ley, según Piñera, cumplía con principios de
equidad, requisitos comunes para jubilar y mecanismos de validez general para el
reajuste de ellas (por ley). Sólo faltaba racionalizar un poco la administración de
las cajas de previsión existentes, unas 32 en ese tiempo. Por eso Piñera escribió:
“Para un amplio sector de opinión, dentro y fuera del Gobierno de Pinochet, la
Reforma debía llegar hasta ahí”.
Las verdaderas razones para imponer las AFP
Según José Piñera “Un Gobierno militar podía dictar el DL 2448. ¿Podría un
gobierno democrático mantener estas normas bajo presión de los grupos de
interés?” De este modo, el miedo a la democracia, la concepción liberal y el
deseo de favorecer a los grupos económicos fueron el tríptico motivacional del
Gobierno de Pinochet. Debe reconocerse que el ex colaborador de Pinochet
no ocultó su temor a la democracia entonces y ahora, como lo prueban sus
recientes declaraciones en Perú y que, desgraciadamente para los trabajadores
chilenos, sus temores fueron infundados, pues en estos últimos veinte años se ha
seguido legislando en el mismo sentido.
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