Escritura e inclusión en la universidad: herramientas para docentes

157 C apítulo 3: ¿C ómo dialogar críticamente con las fuentes ?... Esto no resulta evidente ni sencillo para quienes ingresan a la cultura universitaria, y es grande el aporte que pueden hacer las y los docentes al abordar esta problemática. Entonces, ¿qué es lo que hace falta enseñar a los estudiantes para que puedan integrar fuentes de manera fluida y sin perder su sello autoral? ¿Cómo varía la manera en que los escritos se re- fieren a otros textos en cada disciplina? ¿Qué prácticas intertextuales de las que ya participan los estudiantes en otros contextos pueden ser resca- tadas y valoradas en la enseñanza universitaria? Estas y otras preguntas relacionadas serán el foco del presente capítulo. Para esto, primero se discutirá la importancia de la lectura de fuentes, su selección y revisión crítica, como paso fundamental para dar sentido a la incorporación de ci- tas en una tarea académica. Luego, se profundizará en la relación entre el uso y diálogo con fuentes y la construcción de la voz e identidad autoral, así como la relevancia de considerar las particularidades disciplinares en este quehacer. Por último, se aborda la complejidad de los asuntos relacionados con el plagio y el papel con que la inclusión de voces no tradicionales puede contribuir a la comprensión de los estudiantes sobre la construcción colectiva del conocimiento. 2. ¿C ómo promover la lectura crítica y autónoma de las fuentes académicas ? La intertextualidad es una parte fundamental de la forma en la que se construye conocimiento científico, motivo por el cual la lectura suele ser el punto de partida de la escritura en la universidad. En las clases univer- sitarias, muchas veces el equipo docente es el que asigna los textos que deben ser incluidos en un trabajo escrito. Sin embargo, dar el espacio a las y los estudiantes para buscar sus propias fuentes enfatiza el papel que tienen como agentes de su propio aprendizaje y permite que establezcan una relación de mayor apropiación con los textos incluidos en sus es- critos. De este modo, los estudiantes ganan en autonomía, se fomenta el compromiso y la motivación, y se habilita el ingreso al aula de problemas quizás no anticipados por el docente. Al mismo tiempo, abrir la partici- pación en la selección de bibliografía, ya sea para lectura del curso como para la elaboración de trabajos, pone en marcha la posibilidad de ense- ñar, modelar, retroalimentar y evaluar una de las competencias centrales de un graduado universitario: la selección y uso crítico y pertinente de fuentes e información. Ahora bien, ¿cómo se puede apoyar a todas y to- dos los estudiantes en este proceso?

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