Mejorar la educación : aprendizajes desde la investigación educativa

Alejandra Cortázar y Ángeles Molina 80 Estos descubrimientos han cambiado la manera en que como sociedad miramos a los niños y las niñas pequeños/as y nos relacio- namos con ellos/as. También han motivado a quienes investigan y a quienes están a cargo de diseñar e implementar políticas educativas a reconocer la importancia de las intervenciones en esta edad. Considerando lo anterior, desde fines de los 90 y principios de la década del 2000 comenzaron a desarrollarse en diferentes partes del mundo intervenciones para promover el desarrollo y aprendizaje temprano con el fin de capitalizar estos primeros años de vida. En Estados Unidos se desarrollaron algunos programas de educación parvularia con altos estándares de calidad, tales como Perry Pres- chool, Abecedarian y Chicago Child-Parent Centers, los que fueron llamados programas modelo . Estos programas fueron estudiados para mostrar los efectos que podían tener intervenciones de calidad durante la primera infancia en el desarrollo posterior de las personas. Estudios como los realizados en el año 1995 por el investigador W. Steven Barnett y en el año 2001 por F. A. Campbell y un equipo de investigación entregaron evidencia sobre el potencial que puede tener este tipo de intervenciones en los logros académicos y en el desarrollo cognitivo y socioemocional de las personas, tanto a corto como a largo plazo. Además de los estudios de seguimientos de las personas que participaron y no participaron en estos programas, una investigación llevada a cabo el año 2000 por J. J. Heckman realizó un análisis de costo-beneficio de estos programas, mostrando que por cada dólar invertido el retorno era de entre tres y once dólares. En Chile, al igual que en muchos países del mundo, esta evidencia nos impresionó. A partir de los estudios de neurociencia comprendi- mos que no estábamos ayudando a los niños y las niñas de nuestro país a desarrollarse en el tiempo más sensible para ello. También nos impresiónó el tamaño de los efectos de la educación parvula- ria y su alto retorno. En este contexto, y utilizando esta evidencia como sustento, durante los primeros años de la década del 2000 se impulsó en Chile un aumento de cobertura importante en educación parvularia: 120.000 nuevos cupos. Esta política de expansión se llevó adelante con la expectativa de contribuir al desarrollo de los niños y las niñas y, al mismo tiempo, hacer una importante inversión social.

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