Planificacion y evaluacion para los aprendizajes en educación infantil desde un enfoque de derechos

71 es respetar su protagonismo. En tal sentido, las experiencias de aprendizaje “implican un uso selectivo de los propios recursos y capacidades disponibles [...] y están constituidas de otros elementos más simples, que son las técnicas o tácticas de aprendizaje y las destrezas o habilidades y una reflexión profunda sobre el modo de utilizarlas” (Salmerón 2007: 3) A continuación nos referiremos con mayor profundidad a los objetivos. 2.4. Los objetivos de aprendizaje Cuando se viaja en pos de un objetivo, es muy importante prestar atención al camino, éste es el que nos enseña la mejor forma de llegar y nos enriquece mientras lo estamos cruzando. Paulo Coelho El planteamiento de objetivos no es una cuestión solo de la educación infantil, sino que atraviesa todos los niveles educativos y ello trae consigo un recorrido histórico. La pedagogía por objetivos , tal como señala J. Gimeno Sacristán, nace con el movimiento nacido en Estados Unidos, siendo “la búsqueda de un tipo de racionalidad en la forma de actuar […] coherente con una visión utilitaria de la enseñanza, de las instituciones educativas, y de la educación en general” (1982: 14). Este movimiento decayó en los años treinta y volvió a surgir y se desarrolló por Ralph Tyler (1949) con una preocupación por facilitar los procesos de evaluación de la enseñanza, dentro de una concepción eficientista de la misma (Nieves 1994), señalando que la mejor manera de plantear los objetivos sería como resultados de aprendizajes obtenidos por los estudiantes. Con ello, los objetivos se convierten en el punto inicial de la planificación, lo que sonará evidente para muchos lectores (educadores/as) por la formación tradicional: “solo a partir de ellos es posible la selección de los medios que permitan alcanzarlos” (Nieves 1994: 2). Lo señalado tecnifica la enseñanza, constituyéndose los objetivos en metas de aprendizaje que queremos alcanzar. Ante ello es de gran responsabilidad el cómo se planteen estos objetivos y la flexibilidad con que el educador los presenta, es decir, como un fin en sí mismo o bien una posibilidad de la cual pueden emerger otros. Stenhouse (1981) fue uno de los principales críticos del modelo Tyleriano centrándose más en los contenidos. Posteriormente, Elliot Eisner (1985) señala lo riesgoso que es poner objetivos cerrados y enjuiciar a partir de ellos, además

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