Planificacion y evaluacion para los aprendizajes en educación infantil desde un enfoque de derechos

66 2.3. Importancia de la planificación Comosehaseñaladoanteriormente, laplanificaciónesunaspecto fundamental dentro de todo proceso de desarrollo curricular, haciendo explícitas las intenciones que docentes y otros agentes educativos (idealmente) tienen, orientando en relación con la propuesta pedagógica y, por tanto, cumpliendo un rol trascendente, dado que es el instrumento que hace posible la organización del quehacer pedagógico. Ello sería, en síntesis, señalar las decisiones esenciales que forman parte de la labor educativa: qué hacer, para qué, cómo y por qué. Las preguntas dónde, cómo y con qué, se debieran definir en conjunto con los niños y niñas. Sin embargo, la planificación asume diferentes formas. Rueda (2011) ha identificado que los tipos de planeación o planificación varían si se trata de profesores principiantes o experimentados. Además, hay quienes aluden a distintos lapsos de tiempo considerados: anual, semanal, diaria, entre otros, optando por todos ellos o primando uno sobre el otro. No obstante, en el caso de la planificación a corto plazo, debe estar relacionada con los niveles de concreción curricular anteriores, es decir, a mediano plazo como proyectos, unidades didácticas, proyectos de aula u otra opción y, evidentemente, con el Plan General del Grupo o Nivel educativo y éste con el Centro Educativo o Programa de Atención (en el caso de programas no convencionales). Coherente con ello, se deben planificar experiencias de aprendizaje variadas, desafiantes, muy lúdicas y que provoquen bienestar en los niños y niñas. Otro tipo de experiencias importantes de planificar son aquellas de la “vida cotidiana” o periodos regulares, como la llegada, la comida, el cambio de pañales, el patio o la despedida. Lo que transcurre en un día, en una semana y en un año para un niño y niña en muchos sentidos puede haber influido en lo que le ha propuesto el educador o le ha dejado hacer y ser. Al respecto es necesario observar a los niños y niñas y darles tiempo, sin prisas, como comenta Hoyuelos: “sin anticipaciones ni estimulaciones precoces, innecesarias y violentas. Esperarlos en la dilatación del tiempo y, paradójicamente, sin tiempo. De esta forma, los instantes se hacen completos, placenteros, preciosos y consistentes. […] Los niños nos exigen el derecho a ser esperados” (2008: 10).

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