Planificacion y evaluacion para los aprendizajes en educación infantil desde un enfoque de derechos

159 Tesoro” o juegos de tipo “Heurístico”, sin embargo, es relevante revisar que no haya contradicciones con el niño y niña sujetos de derecho, libres, exploradores, autónomos, singulares y diversos. Por tanto, tal vez podríamos decir que dependiendo del niño y niña, su forma de aprender y sus características, es más o menos adecuada alguna estrategia didáctica. Lo importante es que, sobre todo el primer año de vida, favorezcamos experiencias que partan de sus intereses de tipo sensoriales, kinésicas, para avanzar cerca de los dos años a las de tipo simbólico y, posteriormente, interactivas con otros niños y niñas. Junto con lo anterior, es preciso detenerse, pensar y “dedicar siempre un apartado especial a las actitudes y al papel del educador; otro a la participación de la familia y, por supuesto, otro a la respuesta a la diversidad” (Palacios y Paniagua 2014: 229), ofreciendo amor evidentemente y experiencias que produzcan conflictos cognitivos, enriqueciendo la carga genética producto de un ambiente enriquecido. Hacemos esta diferenciación con los niños y niñas más grandes dada la relevancia que tienen los primeros meses y años de vida y que, por tanto en el caso de la educación, se requiere un profundo respeto y conocimiento de cada niño y niña y en este caso planificar y evaluar experiencias donde también puedan explorar, investigar y experimentar y que estas sean un desafío para ellos y ellas, siempre respetando los ritmos individuales. Esto se concreta en acciones tales como: - Respetar los ritmos y singularidad de los niños y niñas. Por tanto, no debemos basarnos en referentes de acuerdo con edades según lo que deben o no hacer. Es necesario conocer a cada niño y niña y sus antecedentes. Plantear un objetivo para todos los niños y niñas sería contradictorio, pues, aunque tengan los mismos meses o año de vida, deben requerir distintos desafíos y oportunidades. Dar el tiempo sin apresurar. Como señala el Movimiento de la Pedagogía Lenta, es necesario desacelerar los ritmos educativos y recordar que el foco son los que aprenden. Como dice Zavalloni (2011) a través de esta metáfora: ¿sabremos plantar una bellota o una castaña con la certeza de que serán los hijos de los hijos de nuestros hijos quienes disfrutarán de su majestuosidad secular? Esto nos hace reflexionar frente a las prisas de esta sociedad y donde la educación infantil y en ello algunos(as) educadores(as)

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