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El Paracaídas / Nº 13 / Diciembre 2015 - Enero 2016
Llama la atención, porque se conjuga el que eres una periodista con muchos textos
publicados, son los temas más noticiosos del año y que generan interés inmediato
en la gente. Pese a que los casos Penta y SQM obligaron a los medios de comuni-
cación a incluirlos en las pautas, igual están haciendo silencios.
-Eso te habla de políticas editoriales restrictivas. Es claramente una actitud de cen-
sura. Con “El saqueo de los grupos económicos” en La Tercera era por Álvaro Saieh,
que tenía un capítulo. Después pasó con “Los magnates de la prensa”, pero tampoco
se publicó sobre “El imperio del Opus Dei”, tampoco sobre los libros sobre las uni-
versidades, que uno podría pensar, las universidades privadas son avisadores de estos
medios, o podrías pensar que ideológicamente están de acuerdo en que la educación
superior esté en manos privadas y todo lo que no vaya en función de ese modelo,
perfieren ignorarlo.
O sea, los medios funcionan hasta el día de hoy como cómplices de una ideología.
-Por lo menos como apoyo.
Al final de este libro dices que, en los medios, los periodistas hemos despertado
un poco.
-Sí. A partir de hace un poco más de un año, cuando se empieza poco a poco a abrir
la información sobre Penta, que fue además muy impresionante, uno nota que, como
bien lo decías, los casos empujan. Porque son de tal interés para las personas, que los
medios tuvieron que ir reformulando probablemente sus líneas editoriales al respecto.
Yo creo que La Tercera abrió un camino diferente al de El Mercurio. Al comienzo
en El Mercurio había muy poca información sobre el caso Penta y era solamente en
las páginas de Economía y Negocios. En cambio en La Tercera hay un momento que
debe haber sido el tercer trimestre del año pasado, cuando aparece con las declara-
ciones de Hugo Bravo, el ex gerente de Penta que está formalizado, cuando separa
aguas de “los Carlos” y aparecen dos o tres cosas muy sintomáticas. Y La Tercera en
ese sentido sí fue aporte. Probablemente se “entusiasmó” con esto después que los
medios digitales estuvieran informando, el caso de The Clinic online, El Mostrador,
algunas cosas en Ciper. Entonces todo esto va generando afán de informar más. Se va
generando, mirado desde fuera, un cierto reencuentro de los periodistas con su rol de
informar y con su sentido de servir a la sociedad, de transparentar ciertas cosas. Un
clima de mayor información. Creo que si los periodistas pensaran un poquito más
sobre esto y vieran la importancia que pueden tener, serían un tremendo aporte por la
transparencia, por el sentido de buscar verdad, de hacer justicia y de que no sigan en
la impunidad estos delitos de cuello y corbata. Y que a la vez se establezcan criterios
más rigurosos en el tema de política y negocios, política y dinero, porque todo esto, lo
que yo creo es que está perjudicando a la democracia.
Hay algo que parece una obviedad, pero que no lo es tanto en la práctica, que es la
diferencia entre el periodismo al servicio del poder y el periodismo al servicio de
la sociedad, que fiscaliza al poder. Eso se había perdido y quizás ese sentido ético
renació en alguna medida.
“Creo que si los
periodistas pensaran un
poquito más sobre esto
y vieran la importancia
que pueden tener, serían
un tremendo aporte por
la transparencia, por
el sentido de buscar
verdad, de hacer justicia
y de que no sigan en la
impunidad estos delitos
de cuello y corbata”