Palabra Pública N°23 2021 - Universidad de Chile

Rosa Catrileo Escaño reservado del pueblo mapuche - Región de La Araucanía E stos dos primeros meses en la Con- vención han sido de muchos cambios, trabajo, estudio y también aprendizaje. En lo personal, tuve que cambiarme de ciudad y trasladarme desde Temuco a Santiago junto a mi pareja, dos de mis 3 hijos y mi mamá, quien nos viene a apoyar en los cuidados de los niños. Los primeros convencionales que conocí y con los cuales tuve contacto antes de la Convención fueron los mapuche, con quienes obviamente tengo mayor afinidad y con los que trabajamos en varios puntos en conjunto. Luego fue- ron los convencionales de escaños reservados de los otros pueblos indígenas. Desde esos espacios, me he desenvuel- to hacia el resto de la Convención. He podido interactuar y trabajar con convencionales de todos los sectores, sobre todo porque he sido parte de la Comisión de reglamento (la que más trabajo ha tenido). Soy coordinadora de una subcomisión dentro de ella y llegamos a sesionar veinte ho- ras diarias. Como anécdota, fui quien presentó la indicación de elimi- nar la “República de Chile”, lo que generó mucho debate y cuyo objetivo era armonizar textos. A pesar de todo, nos sirvió para analizar las bases del surgimiento del Estado uninacional que mira el modelo europeo, y pensar en cam- biar los paradigmas que le dieron inicio, ya que a través de él se buscaba homogenizar la población para ser una nación y así diferenciarse de la monarquía, a la vez negando lo in- dígena preexistente. Cuando llegué a la Convención, sabía que sería parte de un proceso histórico. Venía con legítima desconfianza por el actuar del Estado respecto del pueblo mapuche. Pensé que sería casi imposible dialogar con muchos, sin embargo, he visto que gran parte de los convencionales están acá para generar los cambios profundos que los pueblos esperan. En cuanto a mis expectativas del proceso y de lo que busco plasmar en la Constitución, espero que podamos crear una que deje atrás el colonialismo en el que se fundó el Estado de Chile, que se haga cargo de los derechos de los histórica- mente excluidos; de la naturaleza, las mujeres y, por supues- to, de los pueblos indígenas. Sé que mi presencia acá representa la esperanza de muchas mujeres mapuche que han estado silenciadas. En este espa- cio, soy la voz de quienes nunca han tenido la posibilidad de hablar, de mis antepasados que lucharon por el recono- cimiento y el respeto del derecho a seguir siendo mapuche. Espero que ello se refleje en las normas que se escriban en la nueva Constitución, que ya no será de la República de Chile, sino de todos los pueblos presentes en este territorio. Fey muten fentren mañum! - Javier Fuchslocher Baeza (Independientes por la Nueva Constitución) Distrito 21 – Región Del Biobío E stos meses comenzó un nuevo ca- mino, único en nuestra historia, donde la ciudadanía por primera vez participa en la redacción de una nueva Constitución. Al comienzo, para quienes vinimos desde regiones, resultó algo complejo adecuarnos a las dinámicas de Santiago, especialmente por dejar nuestras ciudades (en mi caso, Los Ángeles), hogares y familias. Sin embargo, este ajuste se comenzó a dar de forma más fácil, luego de pasar varios días junto a compañeros y compañeras convenciona- les, con los que logramos generar relaciones de amistad, tras extensas jornadas de trabajo en el Pleno, la coordinación de la comisión de Participación Popular y Equidad Terri- torial (de la que soy parte), y en los lugares de hospedaje en común. La conversación e intercambio de ideas en ambientes co- tidianos y más relajados, como en el desayuno, almuerzo, cena y espera de locomoción, estableció una dinámica que permitió conocernos más allá de las ideas políticas, valo- rando nuestra diversidad como personas con diferentes experiencias y una gran calidad humana. Esto permitió ir avanzando en la búsqueda del diálogo de forma más dis- tendida, con risas y buen humor, más allá de las polémicas largamente cubiertas por los medios. En cierta medida, se esperaban las dificultades que se pres- taron en las primeras semanas de la Convención, lo que sig- nificó un enorme desafío para cada integrante sacar adelan- te esta tarea, que hasta el momento ha contado con grandes avances. Para quienes buscamos aportar a esta Convención desde la ciudadanía -en particular en mi caso como profe- sor de Historia-, en el proceso se ha dado un choque con el lenguaje y los tecnicismos jurídicos, situación que hemos ido superando con aprendizajes y con la práctica diaria que demanda esta instancia. Avanzar en los resultados de esta labor es algo que tiene expectantes a quienes ven el proceso desde afuera, princi- palmente aquellas personas que buscan equidad, dignidad y justicia. En mi caso, pretendo que la Convención sea ca- paz de entablar la garantía de los derechos para miles de trabajadores a través de la negociación ramal, el término de las malas prácticas laborales y la erradicación de la atomi- zación sindical. Esto, para que en Chile se haga realidad el anhelo de que el trabajo permita alcanzar una mejor calidad de vida, proyección profesional, desarrollo personal y así lograr la felicidad de cada habitante del país. 22

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