Palabra Pública N°23 2021 - Universidad de Chile

yente. He sido partícipe de un ejercicio democrático como nunca antes en nuestra historia. La Convención reúne a un conjunto plural y diverso, que refleja la complejidad de nuestra sociedad en toda su dimensión. Esta amalgama de historias de vida, experiencias, cosmovisiones, ideolo- gías, religiones, ha ido conformando un todo armónico para dar forma a la institucionalidad constitucional. Es en esta institucionalidad, en la que cada cual va encon- trando su espacio, su manera de relacionarse con el otro, de asombrarse con vivencias insospechadas, de enrique- cerse con nuevos conocimientos. Lentamente, la rigidez de nuestra sociedad se va metamorfoseando, para permitir que participen en el ágora diversos colectivos que durante décadas fueron invisibles para las elites. Cuando se cumplió un mes de la instalación de la Con- vención escribí una columna que hablaba de los extraordi- narios tintineos que se escuchan en los pasillos y de cómo la norma son los colores, los aros y los adornos en hom- bres y mujeres. Los ponchos y vestidos cuyas formas y texturas dan cuenta de variados territorios de norte a sur. Un colorido similar a la diversidad de los seres humanos. Esta realidad, cada vez más natural, da cuenta de que ya se inició el cambio profundo que Chile necesita. Algunos siguen incrédulos y enfadados; otros, atemorizados y a la defensiva. Pero el mirarnos a los ojos, reconocer nuestras voces, adivinar una respuesta, permite que empiecen a caer las corazas, surjan complicidades insospechadas y se vayan creando confianzas. Que se pueda trabajar codo a codo, hablar con franqueza y sin resquicios de realidades duras y dolorosas. Así, en conjunto, vamos aprendiendo a dialogar, argumentar y llegar a acuerdos. Hernan Larraín (Vamos por Chile) Distrito 11 - Región Metropolitana L a primera dificultad de todos los constituyentes fue iniciar un pro- ceso que venía sin un manual de instrucciones. Hubo que instalar una convención entre 155 personas que no se conocían, todos muy diversos, de distintos lugares, donde también existían muchas desconfianzas, prejui- cios, distancias, diferencias; y eso fue una dificultad para el arranque. Fueron momentos muy emocionales, para algunas personas es toda una experiencia nueva con los medios y creo que hubo una primera etapa supercom- pleja, bajo presión. Pero eso se ha ido moviendo y ha sido muy interesante. Nos hemos ido conociendo. Des- de el Pleno, que es un trabajo muy abierto y colectivo, hemos pasado a trabajar en comisiones, que son grupos más pequeños y permiten la interacción, la generación de confianzas, de empatía, y se van derribando prejui- cios. Siempre habrán legítimas diferencias políticas, pro- yectos distintos, pero comprendemos que por un tiempo acotado tenemos una gran responsabilidad de llegar a acuerdos. La izquierda tiene una responsabilidad supe- rior a la derecha, que es minoría sin veto, y, por lo tanto, vamos a tener que buscar colaborar desde el lugar y el peso que tenemos. Espero que estos primeros meses hayan sido un apren- dizaje y que el respeto y el diálogo se impongan a las críticas —que a veces son muy vociferantes—, y a los discursos altisonantes. Tengo plena conciencia de la responsabilidad que signi- fica estar en la Convención, y por lo tanto estoy traba- jando en este desafío de manera exclusiva. Tengo la con- vicción de que Chile necesita una nueva Constitución y con un pacto político que le vuelva a dar legitimidad a las instituciones y nos permita vivir un nuevo ciclo. También tengo la convicción de que la centro derecha, o una parte importante de ella y el mundo liberal, que ser parte de ese acuerdo y yo busco colaborar desde las propuestas y desde el diálogo para que una centro dere- cha democrática, abierta y liberal pueda participar en la construcción de grandes acuerdos, para que la Constitu- ción sea para todos y todas y no solo para algunos. El trabajo es terriblemente exigente. Tengo un hijo de 3 años y una guagua de 4 meses, y es muy difícil cumplir con mis responsabilidades como debería, y en eso mi pa- reja ha sido muy generosa, pero uno no puede estar en la Convención hablando que la nueva Constitución debe tener un enfoque de género y luego no llegar a la casa. Hay una responsabilidad también en la práctica y esto ha implicado tener que estar haciendo la pega, pero muy enfocado en lo que pasa en la casa y que, en mi caso, es lo más exigente. Hay temas que me parecen muy relevantes, como el reconocimiento de los pueblos originarios, el cambio climático, la protección del medioambiente. Tener una economía del siglo XXI, el desarrollo económico y el financiamiento de los derechos sociales: la ecuación de esos tres elementos es clave. Luego está el régimen po- lítico, la denominada sala de máquinas, para crear una estructura que permita que funcione el sistema. En otros procesos de Latinoamérica esto ha sido más bien un fra- caso. Se hacen constituciones maximalistas, extremada- mente generosas en su catálogo de derechos, con grandes declaraciones, pero sin un motor que tenga la capacidad de movilizar todos esos compromisos. 21

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