Palabra Pública N°23 2021 - Universidad de Chile

Adriana Ampuero (Insulares e Independientes) Distrito 26 - Región de Los Lagos M is principales recuerdos de los primeros días son los cantos y gritos de la gente que fue junto a nosotros desde Plaza Dig- nidad hasta el ex Congreso Nacional, como símbolo del acompañamiento que realizarían a sus representantes po- pulares y al proceso en general. Nuestra primera dificultad fue sesionar. Parecía mentira que no estuvieran las condi- ciones mínimas para el funcionamiento después de tantos meses de preparación. Era la señal más patente de que esto no era de consenso para los poderes constituidos y de lo difícil que sería todo el proceso. Las anécdotas más divertidas venían de los convencio- nales de zonas aisladas y extremas, de los extensos viajes que tuvieron que hacer para llegar hasta ahí, algunos por mar y tierra, otros que no podrían volver a sus territorios durante todo el proceso por las condiciones sanitarias de- rivadas de la pandemia. Les comenté a mis compañeros que no podría acostumbrarme jamás a la capital, que no me gustaba la idea de acomodarnos en el Ex congreso ni en Palacio Pereira. Semanas más tarde me convertiría en la coordinadora de la comisión de descentralización y organizaríamos junto a Cristina Dorador y 17 conven- cionales de regiones, el primer despliegue territorial de la Convención. El significado de ser parte de este proceso estuvo claro desde el primer día en que salí a marchar por una nueva Constitución en octubre de 2019. Este proceso democráti- co y deliberativo es lo más relevante que ha ocurrido en los últimos 40 años del país, para mí representa una instancia que se debe defender a fuego, una instancia para buscar la anhelada justicia y dignidad por la cual luchamos nosotros y nuestros antepasados, para hacerlo junto a la gente y no entre cuatro paredes. El choque entre las expectativas y la realidad es entender en la práctica, que tanto los poderes constituidos como los partidos del orden, la prensa y las elites políticas y eco- nómicas de este país no solo no comparten la creación de una nueva constitución (que era de esperarse) si no que se empeñaran en entorpecer el proceso constituyente. Para mi territorio es prioritaria la descentralización efecti- va, y por ende, lo es también para mí. Buscamos avanzar en autonomías políticas, económicas, tributarias, fiscales y legislativas que le otorguen a los territorios la posibilidad de salir del olvido y la invisibilización, para poder tomar decisiones pertinentes a sus realidades. Bárbara Sepúlveda (Apruebo Dignidad) Distrito 9 – Región Metropolitana L o más complejo ha sido adaptarse a un espacio de deliberación política como este. La diversidad que existe adentro ha implicado descubrir una forma de relacionarse que, personalmente, me es ajena. Viniendo de organizaciones sociales y del ac- tivismo, incluso aunque sea militante, no me había tocado tener una experiencia de este tipo, entender las dinámicas y las lógicas de las relaciones políticas. Ha sido un gran aprendizaje. Lo más difícil es estar con gente de la que no se sabe qué esperar. Si tengo al frente a una persona de de- recha, sé inmediatamente cuál es su postura, sin embargo, hay gente de centro que en algunas cosas se inclinan para un lado, en otras para otro, y eso representa una gran com- plejidad en las conversaciones y los acuerdos. Una de las sorpresas gratas ha sido conocer gente indepen- diente, de otras regiones, de otras listas y colectivos políti- cos. Hemos podido construir relaciones muy buenas; hay muchas mujeres increíbles, llenas de fuerza y convicción. El trabajo más intenso ha sido el de la Comisión de Re- glamento, donde comparto con gente muy aplicada, con muy buenas ideas. Este es un un espacio donde la mitad somos mujeres, algo novedoso. Por eso pienso mucho en mis compañeras que están en el Congreso y en lo tremendo que debe ser estar en un espacio tan masculinizado. Ser parte de este proceso histórico es importante y lo vivo en el día a día, tratando de superar mis estándares de exigen- cia. Trato de mantener un contacto muy fluido con la gente, especialmente de mi distrito, y es un trabajo que consume muchísimo tiempo. Fuerzo mi agenda a tener espacios de co- nexión con la ciudadanía e ir a asambleas, y no es sencillo por el ritmo que tiene la Convención, que es brutal. Nuestros horarios de trabajo son sin parar de mañana a noche, fines de semana completos. A todas y todos nos ha pasado que vemos menos a nuestra familia y amistades. Vivo con mi compañe- ro, no tengo hijos, pero sí una gata: la Abogata. Pienso en mis compañeras que son madres y mis compañeros que son pa- dres o que ejercen labores de cuidados y la incompatibilidad de eso con este ritmo. No podemos permitirlo, porque las que se van a ver más afectadas serán las mujeres. Si nosotras no somos capaces de moderar esto de alguna forma, ellas ten- drán que empezar a marginarse de espacios de reunión y eso es tremendamente injusto. Creo que no estamos dando un buen ejemplo sobre lo que es tener una política de cuidado dentro de la CC, y eso es grave. Avanzar en eso es clave. Mi gran batalla es la Constitución feminista. Obviamente, son varios los otros asuntos en los que he puesto mucho énfasis, sobre todo en los derechos sociales, pero creo que mi gran batalla es introducir la perspectiva de género de principio a fin en el texto constitucional. 23

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