Palabra Pública N°17 2020 - Universidad de Chile

grado cuenta, cada año importa, cada decisión cuenta”, señaló la experta. —Usted ha enfatizado en va- rias oportunidades la urgencia de reducir los gases de efecto inver- nadero, esencial para controlar la temperatura del planeta. ¿Cómo afecta esta pandemia el cumpli- miento de esa meta? Lo primero es concentrarse en el control del virus, pero cuando eso se resuelva, lo crucial vendrá con la recu- peración económica post pandemia, la que deberá estar alineada con los objetivos de sustentabilidad económi- ca y de cambio climático. Es un hecho que durante las crisis económicas se emiten menos gases de efecto inver- nadero, el problema es que cuando nos recuperamos hay un importante aumento de esos gases. Fue lo que nos sucedió tras la crisis financiera del año 2008 y 2009, donde los índices se dis- pararon. Eso es lo que debemos evitar. Debemos lograr que nuestra econo- mía se desacople del uso de energías que producen gases de efecto inver- nadero, lo que llamamos la “descar- bonización de la economía”. La idea es poder seguir haciendo lo que hace- mos, crecer y salir de la pobreza, sin consumir combustibles fósiles. Eso ha ocurrido en un montón de países, pero en Chile aún no. Con la pande- mia, por ejemplo, muchos negocios han pasado de vender en sus tiendas a hacer servicio de delivery, enton- ces, imagínate que pudieramos dar algún subsidio o incentivar que ese transporte sea eléctrico y no de diesel, seguiríamos activando la economía, pero con un transporte eléctrico que no emite gases de efecto invernadero. Son ese tipo de decisiones las que habría que tomar ahora, y no es menor, porque si tengo una pequeña empresa y necesito comprar uno o dos camiones para reparto a domici- lio y debo elegir entre diesel o eléctri- co, las consecuencias de esa decisión de hoy van a durar por 10 años más. —Usted también ha hablado de incentivar una economía circular. ¿De qué forma ayuda esa estrategia a enfrentar el cambio climático? En el fondo, es cambiar la mira- da. Avanzar hacia una economía cir- cular nos va a ayudar porque es otra la manera en que se produce. Normal- mente, en una economía lineal tú ne- cesitas algún recurso base para produ- cir algo y luego lo produces, lo vendes y hasta ahí llegas. En una economía circular, respecto a cualquier produc- to que quieras generar, tienes que preocuparte de que la materia prima a partir de la cual lo produces no ge- nere un daño ambiental y de que el producto no sea desechable, sino que se pueda volver a utilizar, sea fácil de reciclar o que tenga una vida muy lar- ga. Es un concepto muy distinto. —¿Qué hace falta entonces para que Chile dé el paso a este cambio de visión y tome decisiones que consideren el cambio climático? Es cuestión de voluntad más que nada, de mirar todo desde otra pers- pectiva, porque algunas cosas no se podrán hacer, pero si por lo menos tengo la perspectiva instalada, ante dos opciones que me cuestan quizás lo mismo, yo elijo la que va a pro- ducir un menor uso de combustibles fósiles. Para eso es esencial que el Mi- nisterio de Hacienda asuma el rol en este cambio de mirada, y lo bueno es que nuestro ministro, Ignacio Briones, lidera la Coalición de Ministros de Finanzas por la Acción Climática, así que en teoría él debiera estar muy sen- sibilizado en el tema. Esperemos que no sólo lidere esta instancia a nivel in- ternacional, sino que aplique sus resul- tados a Chile, dado que el Ministerio de Medio Ambiente también tiene un plan de trabajo que está inscrito en este compromiso. Deberíamos estar con- fiados. En el fondo, lo que estamos pi- diendo es que todos estos instrumen- tos que ya existen se apliquen y guíen nuestras decisiones para la reactivación de la economía del mañana. —En ese sentido, ¿qué decisio- nes como individuos podemos to- mar para contribuir a frenar el cam- bio climático? No siempre, pero a veces se puede tomar una decisión sobre cómo uno se transporta, utilizar un transporte que no contamine, como la bicicle- ta, o caminar o usar scooter eléctrico. También sobre la cantidad de comida que se pierde o se bota y que significa un poco menos del tercio de las emi- siones globales de gases contaminan- tes. Como individuos tenemos poco que decir sobre lo que sucede entre el campesino y el supermercado, pero sí puedo manejar lo que desecho: lo que compro, no lo boto. Otra arista es que en otros países uno puede de- cirle a su AFP o a su banco que no quiere que invierta el dinero que uno tiene guardado en combustibles fó- siles, por ejemplo, eso todavía no es posible acá, pero deberíamos avanzar en eso. También es importante votar. Vivimos en un país donde afortu- nadamente no hay grandes negacio- nistas del cambio climático, como ocurre en Brasil, EE.UU . o Austra- lia, pero lo cierto es que con mi voto también puedo obligar y exigir a que se tomen ciertas medidas por sobre otras que vayan en contra de frenar la crisis climática. En ese sentido, votar por una nueva Constitución también nos brindará una gran oportunidad de darnos esas reglas básicas de convi- vencia que sean del siglo XXI, el que sin duda tiene de gran telón de fondo el cambio climático. "Debemos lograr que nuestra economía se desacople del uso de energías que producen gases de efecto invernadero. La idea es poder seguir haciendo lo que hacemos, crecer y salir de la pobreza, sin consumir combustibles fósiles". 51

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=