Palabra Pública N°14 2019 - Universidad de Chile

XIII Es un contrasentido evidente pretender que las creaciones originales en las humanidades –y lo mismo puede decirse de los modelos que transfor- man la ciencia– sean juzgadas institucionalmente en tiempo real y mediante parámetros de prueba establecidos de antemano. Imponer, por añadidu- ra, el criterio de la “necesaria utilidad” es ya una aberración mayor. Pues lo que resimboliza un mundo antecede e impone los raseros mismos que servirán para comprenderlo, tal como antecede la posibilidad de un uso instrumental de las nuevas formas con que sintetiza la experiencia. Una institucionalidad de buena fe, que quiera incentivar la comprensión y la creación humanas, no podría pretender ahorrarse el dilema existencial: en algún momento del camino tendrá que confiar y apostar; incluso (o sobre todo) cuando la contraparte haya defraudado sus expectativas. Entonces, su actitud se revelará estrictamente contraria a la del huaso macuco que cree que le están tomando el pelo cada vez que no entiende algo. XIV La constatación de la variedad cultural y la transformación histórica –la celebración misma de las posibilidades creativas de configurar experiencias alternativas que respondan a los desafíos de la cultura en el tiempo– no pros- cribe la evaluación o el juicio. Ciertamente, proscribe abusar de la trillada frase de nuestros realistas –“digamos las cosas como son”–, tal como proscribe ha- cer del consenso un velo de resignación, racionalizado o involuntario, ante la fuerza. Pero el corolario no es un relativismo sin posición, sino una evaluación a partir del encuentro entre mundos capaces de inseminarse recíprocamente, una confrontación entre estilos históricamente determinados donde tal como el presente puede juzgar y transformar el pasado, el pasado puede juzgar y transformar el presente. Cuando haya dos o más versiones divergentes de los hechos, no concluye que una (o todas) sean necesariamente “incorrectas”, sino que se pregunta a qué mundos pertenecen y cuáles son las posibilidades de traducir –cuáles son los límites, pérdidas y posibilidades de paso– entre estos mundos que se despliegan en indiferencia o conflicto. Al evaluar la co- rrección de una obra, no la considera el producto inevitable de un contexto o de un sujeto, sino una creación de experiencia que puede situarse de muy diversas maneras frente a su primer contexto, incluido el propio artífice, y a otros contextos. Las dificultades que supone comprender un mundo a partir de la perspectiva propia que imponen las formas de otro –nuestro propio principio de incertidumbre– son tan evidentes como asumidas: lo suficien- temente humanos para habitar y tomar decisiones sin hipostasiar un rasero que dirija toda instancia de juicio desde el más allá o el más acá. Los efectos que puede traer la inseminación de un sistema de representación a partir de las formas de otro son tan impredecibles como aceptados: lo suficientemente históricos para no temerle a nuevas maneras de sentir, pensar y actuar sus- ceptibles de ser socializadas, de transformar el sistema de representación de la comunidad para seguir respondiendo a las necesidades y desafíos que impone la vida histórica. 44

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