Palabra Pública N°14 2019 - Universidad de Chile

Nos nombraron brujos, indios, nada. Siervos, trofeos, vencidos en guerra, bajo el yugo de la espada y la palabra. “Presagios”, Maribel Mora Curriao No es la primera vez que escribo sobre esto ni será la última. ¿Cuántos de los mal denominados o inten- cionalmente denominados como intelectuales indí- genas son titulares de sus respectivas cátedras? ¿Cuán- tos contratados? ¿Cuántos contratados a honorarios? ¿Cuántos desempeñándose como ayudantes ante la imposibilidad de acceder a la titularidad? ¿Cuántos dependiendo de las becas que otorga el gobierno y al- gunas fundaciones filántropas? Demasiados cuántos y sin duda demasiados silencios que caen bajo la es- tridencia de la denominación “intelectual indígena”. Y, si fuera posible, fundar colegios internados en el campo mismo, que estén en contacto con sus tierras, de acuerdo al ambiente y sus intereses y cuyos maestros fueron de su misma raza ... [y si no lo son] que tengan vocación de maestros, cierto cariño a la raza araucana y que no sientan náuseas, repulsión considerando a los ni- ños mapuches, al araucano nativo como a un ser infeliz. “Características del niño mapuche”, Zoila Quintremil. Ponencia presentada en la Concentración de Profesores de Escuelas de Carácter Indígena de Temuco, 1935 Dicho lo anterior, es momento de volver a pre- guntarnos por el intelectual indígena. En México, cuando inquirimos quién sería uno de sus mayores intelectuales vivos aparece, aunque no sin controversia, el nombre de Gabriel Zaid, de ¿Intelectuales indígenas? CLAUDIO MILLACURA Doctor en Historia y académico de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile FOTO FELIPE POGA 45 DOSSIER

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