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Banch y TNCH: Dos

compañías para dos

escuelas de artes escénicas

Cuando el afamado Ballet Jooss se presen-

ta en el Teatro Municipal en 1940 con

La

mesa verde

, obra que marca un antes y un

después en la historia del ballet moderno,

la historia nacional de la danza también

comienza a reescribirse. Tal fue el impac-

to de la compañía en Chile, que cuando

llega a los oídos de Armando Carvajal y

Domingo Santa Cruz que parte del equi-

po del Ballet Jooss se había instalado en

Venezuela no dudaron en realizar las ges-

tiones para contratar a tres de ellos con la

misión de conformar la escuela de ballet

del IEM. Así es como llega al país Ernst

Uthoff, como director y fundador de la

futura escuela, su esposa y bailarina Lola

Botka y el bailarín Rudolf Pestch.

El 7 de octubre de 1941 se iniciaron las

actividades de la Escuela de Danza con

una selección de 70 postulantes entre

los centenares que solicitaron matrícula.

El 18 de mayo de 1945 se presentaron

por primera vez como un cuerpo estable

con el nombre de Ballet de la Escuela

de Danza, que con los años se trans-

formaría en el Ballet Nacional Chileno

(Banch).

Coppelia

fue la obra escogida,

con música de Leo Delibes y coreografía

de Uthoff.

Inverso fue el proceso de profesionaliza-

ción del teatro en Chile. Meses antes, en el

mismo año 1941, un grupo de estudiantes

del Instituto Pedagógico de la Universidad

de Chile presentaba en el Teatro Imperio la

primera función oficial del Teatro Experi-

mental, compañía que muchos años des-

pués se conocería como Teatro Nacional

Chileno (TNCH). El grupo, formado y

liderado por Pedro de la Barra y José Ricar-

do Morales, se componía de 28 actores y

actrices aficionados que fueron conocidos

como la Generación del ‘41.

Mauricio Barría, actual Subdirector del

Departamento de Teatro de la Universi-

dad de Chile e integrante del Directorio

Transitorio del TNCH, afirma que “el

objetivo era profesionalizar el teatro y

renovar los repertorios. Se instalan como

un teatro de vanguardia, por eso el nom-

bre es Teatro Experimental, hay toda una

mirada de la época a pesar de que ya vie-

nen un poco pasadas las vanguardias en

el año ‘40’”.

Es gracias a los esfuerzos del Teatro Expe-

rimental que en 1949 se funda la Escuela

de Teatro y, casi en paralelo, la Escuela de

Diseño Teatral. Otro importante logro se

da en 1954, cuando se logra el arriendo

al Banco del Estado de la Sala Antonio

Varas, que acoge al TNCH hasta hoy.

Durante las décadas del ‘50 y ‘60 ambas

compañías de artes escénicas alcanzan

su época de mayor gloria con un am-

plio repertorio y un nutrido desarrollo

de sus disciplinas. Destacan en el Banch

montajes como

Carmina Burana

, con-

siderada la obra maestra de Uthoff, y

también las obras de Patricio Bunster;

Bastián y Bastiana

(1956), y

Calaucán

(1959), una de las más importantes de

la época y de las piezas mejor logradas

del Ballet Nacional Chileno. En tanto,

el Teatro Experimental se consolidó a

través de obras que transitaban entre lo

clásico y moderno, como

Romeo y Julieta

,

protagonizada por Marcelo Romo y

Diana Sanz, y ¿

Quién le tiene miedo al

lobo?

, dirigida por Agustín Siré y lleva-

da a escena en 1964.

La llegada de la dictadura y la interven-

ción militar en la Universidad presenta

un quiebre en la historia común de estos

elencos. Es en el año 1987 cuando, bajo

la rectoría designada de José Luis Federi-

ci, se decreta la desvinculación del Coro

de la Universidad de Chile, el Ballet Na-

cional Chileno y la Orquesta Sinfónica

de Chile de la Facultad de Artes, tras la

creación, ese año, del Centro de Exten-

sión Artística y Cultural Domingo San-

ta Cruz, actual CEAC. Por otro lado, el

Departamento de Teatro defiende la per-

manencia del Teatro Nacional Chileno y

lo consigue, sin embargo, el elenco deja

de funcionar en la década siguiente por

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P.P. / Nº4 2017