Planificacion y evaluacion para los aprendizajes en educación infantil desde un enfoque de derechos

91 Por consiguiente, es necesario alejarse de las planificaciones (o llamadas en otros lugares programaciones) que prefijan o anticipan todo: objetivos, lo que hacen los niños y niñas, los adultos y hasta qué evaluar. En general se ven planificaciones/programaciones que nacen del interés de los adultos, de la actividad interesante, de la estructura rígida de los formatos. Teniendo presente que los niños y niñas no aprenden por una relación lineal de causa-efecto, de educador a educando (Hoyuelos 2015), ellos deben ser los descubridores y, por otra parte, el educador debe de innovar y buscar diferentes estrategias para poder acoger las voces de los niños y niñas y por ende sus derechos, además de gozar con las complejidades que los niños y niñas nos demandan. Así, trabajar en la cotidianidad con la infancia supone, como dice Edgar Morín: “entrar en un océano de incertidumbres con algunos archipiélagos de certezas” (en Hoyuelos 2015: 22) donde niños, niñas y adultos aprenden juntos. De esta manera, aprendizaje y enseñanza ya no pueden estar en orillas opuestas mientras el río corre, por lo que se convierten en un recurso múltiple, complementario y reversible (Malaguzzi 2011). Entendiendo por tanto que la planificación, programación o proyección que hacen los educadores constituye el sello de la acción docente(queescomounbocetoprevioa lasacciones),debepensarse como una trama abierta, flexible y modificable (Pitluk 2016) y que dota de profesionalismo. El reto de la Educación Infantil, es tener un auténtico sentido educativo. Ello implica que con ese mismo profesionalismo los/las educadores asuman las implicancias éticas que este acto educativo conlleva (Zabalza 2006: 82), por tanto, no es un actomecánico, dado que es el paso o eslabón intermedio entre la teoría (tanto de la enseñanza como del aprendizaje) y la práctica, por lo que es una tarea compleja de aprender (Sacristán 1985) además, se requiere gran reflexión individual y con el equipo de trabajo en un proceso dialéctico, lo cual debe terminar en un escrito. El tener un papel u otro escrito, permite no solo la posibilidad de repensarlo y elaborarlo, sino también de comunicar: “recordemos que ésta última es una de las funciones de la planificación y forma parte de la impronta de la tarea educativa” (Pitluk 2016: 25), pero sin dejar de tener creatividad para dar respuesta a las diversidades de niños y niñas y sus requerimientos, así como no dejar de lado la fantasía, el juego, el humor y otras características que hagan de este elemento algo relevante y no solo una tarea.

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