La industria cinematografica chilena : desafios y realidades

presariales y de funcionamiento en modos de producción de tipo industrial. En 1984, hay en Santiago 57 agencias productoras de cine y video, fenómeno absolutamente inédito en el país El desarrollo del video independiente, muchas veces vinculado a las capacidades de producción mencionadas, ha significado también la exploración en géneros, lenguajes y relaciones comuni- cacionales diferentes a los de la publicidad. Estos elementos redefinen el campo del cine y plantean el desafío de enfrentar el desarro­ llo del área de modo diferente a como se hiciese en décadas atrás. Si bien, se están viviendo procesos políticos que auguran una vuelta no tan lejana a la de­ mocracia, no es posible pensar que el Estado pueda absorber de inmediato las múltiples de­ mandas que se le plantearán. Tampoco ha demostrado ser aconsejable, dada la inestabilidad política de este país, poner todas las bases de una industria del cine en instituciones estatales o paraestatales: la importancia y posibilidades de las áreas independientes se han manifestado en estos últimos años, y su fortalecimiento implica entrar en lógicas de mercado y desarrollarlos diversos lugares o medios en que éste se constituye: la sala exhibidora, la televisión, el video en circuito cerrado, el mercado internacional. Mercado que en términos culturales supone estar atentos a lo que la sociedad busca, necesi­ ta y toma del cine. Se trata de una sociedad que no puede entenderse como una masa consumi­ dora anónima, sino como sujetos que poseen sus gustos, sus hábitos, sus necesidades, sus moti­ vaciones respecto al medio, en una conducta que elige activamente optar por el cine de entre sus otras alternativass de consumo cultural y uso del tiempo libre (cuando posee la capacidad económica para optar, limitación que se plantea fuertemente en países pobres como el nuestro). En síntesis, sabemos que el cine es una vocación apasionante para quienes lo realizan, difunden o promueven. Constituye, en cuanto arte, un importante espacio de desarrollo perso­ nal, de volcamiento de energías, idearios, posturas estéticas, vivenciales e ideológicas, respecto a los cuales, al menos los creadores, suelen entregar el máximo de tiempo e importancia. Pero también el cine es una fuente de subsistencia económica, de generación y absorción financiera, de funcionamiento de sistemas y circuitos de comercialización y administración empresarial. 1 En décadas pasadas, se solía oponer como discusiones antagónicas la del cine como pro­ ducción artística competencia délos creadores y el cine como industria cualtural compen- teneia de los empresarios y administradores , a los cuales se miraba con sospecha, por pensar que estaban indisolublemente ligados a procesos de manipulación cultural o a intereses comer- cialesjrreductibles a lo artístico.1 Pensamos que hoy se lia producido una mayor conciencia de la necesidad de enfrentar as­ pectos estructurales de los sistemas de producción cultural para asegurar los procesos creativos, y que los distintos sectores y actividades del cine son sistemas interdependientes, cuyas crisis y posibilidades de desarrollo poseen puntos en común, cuya negación afecta a cada uno de los involucrados. El Primer Encuentro de la Industria Cinematográfica Chilena, realizado en Noviembre de 1985 y cuyos resultados recogemos en esta publicación, se propuso avanzaren la identificación de los problemas que aquejan a la actividad del cine en el país, y de las alternativas para gene­ rar una industria cinematográfica, entendida como la concurrencia de la creación, la produc­ ción, la distribución, la exhibición, el consumo y la reflexión crítica acerca del campo, los cua­ les están atravesados por determinantes legales, institucionales, profesionales como también económicas, tecnológicas y culturales más vastas. Se pensó que sólo una mirada y abordaje en conjunto de todas estas dimensiones permitiría resultados v avances palpables. De aquí la importancia que este Encuentro organizado por CENF.CA y CED fuese auspicia do por la Asociación de Industriales de Cine (ASICI), la Asociación de Productores de Cine (APC), la Asociación de Profesionales y Técnicos Audiovisuales (APTA) y la Organización

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