La industria cinematografica chilena : desafios y realidades

INTRODUCCION María de la Luz Hurtado CENECA Coordinadora del Encuentro En nuestra sociedad contemporánea, la producción de las comunicaciones y del arte se ha espe­ cializado principalmente por la mecanización e industrialización de su modo de producción y por la masificación de su distribución y consumo. Habiendo ciertas artes como la plástica, la música y el teatro que pueden existir sin pasar por la reproducción mecánica, el cine y la tcle- visón, entre otros medios, sólo existen como lenguaje a partir de este hecho que los constituye. De aquí la estrecha interdependencia existente entre estos medios y su carácter industrial, por una parte, y por otra, con su vocación de divulgación masiva. Siendo el cine uno de los principales constructores del real-imaginario del Siglo XX. y en la época de la primacía del lenguaje audiovisual, todo pueblo requiere tener su propia producción cinematográfica que lo exprese. En Chile, esta necesidad lia sido satisfecha sólo intermitente­ mente. en los ocasionales momentos de activación del cine provocados en general por políticas de fomento estatales (creación de Chile Films en la década del "40. promulgación de la Ley de Cine en I967). En el último decenio nos encontramos en uno de los momentos de máxima baja de la pro­ ducción cinematográfica realizada en Chile en el género argumenta! y documental destinado a la distribución masiva. Entre I 975 y 1978, no se estrena en el país ningún largometraje nacio­ nal a nivel de exhibición comercial. Desde entonces, sólo han habido tres producciones que han ocupado ese circuito, dos producidas en el área independiente (“ Julio Comienza en Julio", 1979 y “Cómo Aman los Chilenos” 1984) y una en la estatal (“ El Ultimo (¡ruínete'’, 1984). Otros largometrajes (4 ó 5) han sido exhibidos en circuitos especializados. De aquí que virtualmcnte el 100% del cine que es exhibido en el país es de origen extran­ jero, principalmente, norteamericano y europeo. Este cine ese! que lia formado los públicos, el que mantiene activa las salas, el que es discutido, promovido y criticado en los medios de co­ municación, el que se proyecta por televisión y es contenido en los video-cassettes de consumo familiar. Son estos circuitos los que forman y manejan un mercado, un mercado que en ocasio­ nes se resiste, pero que también puede ser una fuente de sustentación para la (eventual) produc­ ción nacional. Circuito que atraviesa por sus propias crisis, en especial el de cine de sala, fenó­ meno no sólo nacional sino también mundial, provocado por la introducción de nuevas tec­ nologías de exhibición de cine. El máximo auge del cine de sala se produce en ( hile en 1967. con 75 millones de espectadores, en 1972, hay 51 millones. En 1975 se produce un brusco de­ censo del público de sala, llegando a 23 millones de espectadores en todo el país. En 1983, esta cifra ha bajado a la mitad. 12 millones de espectadores anuales. Es un hecho que la crisis actual del cine en Chile posee causas coyunturales provenientes de políticas del régimen actual como son la derogación de la Ley de Cine, la censura, la política económica que restringe la capacidad adquisitiva de la población, y el exilio de una generación de realizadores. No obstante, también hay factores de otro orden que explican esta situación, como el de las nuevas tecnologías, la presencia dominante de las empresas transnacionales, y factores estructurales como la debilidad histórica de la industria cinematográfica nacional. Por otra parte, se advierten fenómenos de gran vitalidad en otras áreas de la producción ci­ nematográfica, como la publicitaria. Esta, desarrollada en el área independiente, lia permitido una capitaliz.ación financiera y de equipamiento entre los productores de cine, una mantención y aumento de profesionales calificados y al día técnicamente, un desarrollo de capacidades em

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