Aluviones y resiliencia en Atacama : construyendo saberes sobre riesgos y desastres

Aluviones y resiliencia de Atacama. Construyendo saberes sobre riesgos y desastres 14 seguridad social, la vivienda y el entorno, las redes y cohesión social, la educación y la salud. En efecto, la nueva medición realizada el mismo año del evento catastrófico, arrojó como resultado que cerca de un cuarto de la población se encuentra en situación de pobreza multidimensional, en comparación a las siete personas que por cada cien habitantes se encuentran en pobreza solo por ingresos económicos 3 . Esto quiere decir que la región y sus habitantes pueden gozar de ingresos económicos superiores, en promedio, a la línea de la pobreza, en más del noventa por ciento de sus hogares, pero que si se compara su situación en cuanto al apoyo y la participación social, los niveles de escolaridad, la atención en salud, la habitabilidad y la seguridad social, en- tre otros, pasa de ser la segunda región menos pobre del país, a ser la tercera región más pobre, según la medición multidimensional de la probreza actualmente implementada en Chile. Una condición que por cierto incrementa la exposición de su población ante riesgos de desastres so- cionaturales, como el del 25M; un tipo de desastre que se tornó especialmente severo en cuanto a la masividad del impacto causado. En el contexto de un clima cambiante a escala global, es posible esperar que los eventos extremos se incrementen en ciertos periodos y en determinadas regiones, tanto en cuanto a su ocurrencia como en su magnitud, y que consecuentemente esta tendencia se exprese también en la severidad de los desastres provocados por los mismos. En este escenario, emerge la re- flexión respecto a que el cambio climático no solo se despliega como un complejo desafío, sino también como una oportunidad para que la sociedad, tanto a nivel individual como en conjunto, se plantee cómo mirar el futuro basado en el comportamiento y lecciones aprendidas que emer- gen del pasado. Lo anterior, sobretodo considerando que los desastres discriminan , ya que las pérdidas tienden a concentrarse en las porciones más vulnerables de la población, como lo fue también el caso del 25M en Atacama. La responsabilidad del incremento de la resiliencia ante desastres 4 , se manifiesta entonces como la perentoriedad de hacer de la gestión del riesgo una prioridad a nivel del conjunto de la nación. Lo anterior, realzando el rol del Estado en el ámbito del diseño, aplicación y sostenibilidad de una política pública integral que recoja no sólo aspectos científicos o técnicos sino también sociales, incluyendo tanto la reducción de la pobreza material, el crecimiento espiritual de los individuos y las comunidades, su lugar en la sociedad, así como su relación con la naturaleza. Por ende, la gestión del riesgo pasa a ser también una responsabilidad de los distintos actores de la sociedad, en un esfuerzo mancomunado y horizontal, pero no por eso carente de liderazgo, entre las comunidades y el Estado. De ahí que resulta crucial reconocer, analizar, promover y materiali- zar las distintas acciones en pos de la construcción de resiliencia ante desastres, que en Atacama involucra desde la necesaria y urgente planificación territorial, la implementación de sistemas de alerta temprana y monitoreo regional, la oportuna información y educación para una mejor preparación de la población, el fortalecimiento del tejido social, como también la generación de conocimiento científico transdisciplinar. El conocimiento transdisciplinar es la piedra angular que permite la comprensión de un fenómeno tan complejo como el 25M. Complejo en la medida que sus causas y consecuencias se 3 CASEN, 2015. 4 Entendida como “las capacidades de un sistema, persona, comunidad o país, expuestos a una amenaza de origen natural para anticiparse, resistir, absorber, adaptarse y recuperarse de sus efectos de manera oportu- na y eficaz, para lograr la preservación, restauración y mejoramiento de sus estructuras, funciones básicas e identidad” (Comisión Nacional para la Resiliencia Frente a Desastres de Origen Natural, CREDEN, Gobierno de Chile, 2016).

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