Coloquio democracia y participación universitaria

Senado Universitario [ 95 ] Por último, un tercer ámbito de democratización propio del programa histó- rico del movimiento estudiantil se relaciona con la noción de comunidad uni- versitaria, entendida a partir de la idea de autonomía respecto a los poderes de turno, y vista como libertad para pensar y poder configurar la Universidad bajo distintas modalidades y formas, en poder discutir y recrear sus fines. Es allí donde quisiera concentrar esta exposición. El primer ciclo de reforma universitaria en Chile y su proyección Dicho lo anterior, traigo a colación el siguiente párrafo: “La universidad se compone de unos profesores que andan por ahí, unos alumnos que andan por allá y unos edificios inmóviles con sus respectivas servidumbres. El alumno, previo pago, asiste a las clases en las cuales sue- le no aprender. El profesor, premunido siempre de su lista y no siempre de conocimientos, dicta sus clases, en las cuales suele no enseñar. Todo esto se consuma a fines de año con el periodo de exámenes que aparecen con los colores, donde el estudiante se presenta a la comisión como un atleta recién entrenado, y según recite más o menos ligero y de memoria los apuntes de clase, será la calificación que obtenga”. Bueno, ahí estamos viendo una descripción de lo que era el tradicional exa- men de Derecho, y que no ha cambiado mucho hasta el día de hoy. Pero ¿quién dice estas palabras? Se trata de Julio Barrenechea (Presidente FECH) en el año 1932. ¿Qué es lo que quiero recalcar con esto? Que en el primer ciclo de Reforma Universitaria en Chile, que podríamos situar más menos entre 1922 a 1933 1 , son los estudiantes quienes instalan las primeras demandas que tocan el tema del gobierno, la comunidad y la participación universita- ria. ¿Qué pedían esos estudiantes?: autonomía universitaria expresada en independencia de la Universidad del Estado, puesto que aquella estaba muy cooptada en esa época por el gobierno de turno y la burocracia estatal. Pedían también representación proporcional en los Consejos y reformas al sistema docente, junto a libertad de cátedra, revisión de métodos y contenidos y ex- tensión universitaria. ¿De qué estaban hablando finalmente los estudiantes? ¿Qué es lo que esta- ba diciendo Julio Barrenechea? Sin duda hablaba de calidad en las funciones universitarias, hablaba de creación, de actualización, de pertinencia, y final- mente, de eso que creemos es la excelencia. Todas esas nociones adquirían allí contenidos claros y eran situadas como responsabilidades institucionales en la que los estudiantes reclamaban legítima participación e incidencia. En las palabras de Barrenechea y en las demandas estudiantiles de ese primer ciclo de reforma universitaria existe una evidente interpelación a la Universi- dad en ese sentido, y esa interpelación desarma el mito de que apelar a la idea de comunidad universitaria y a la participación conlleva, inevitablemente, que la Universidad vaya a ser menos buena en su quehacer. Los estudian- tes de los años 20 y 30 pedían lo contrario: pedían una mejor universidad, y buscaban darse los mecanismos para ello, en especial, siendo críticos de la enseñanza que recibían. Ahora bien, veamos dos posiciones de esos años respecto a estas mismas de- mandas. La primera: “Pienso como la Federación de Estudiantes. Les encuentro razón. Es indis- pensable que los alumnos tengan alguna intervención en los rumbos de la 1 Sin duda, con influencia del proceso latinoamericano que muchos sitúan en Córdoba, 1918. Al respecto, Moraga (2007, pp. 207 a 234) realiza un documentado análisis de la relación entre los movimientos de reforma en el cono sur y el proceso chileno de esos años.

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=