Coloquio democracia y participación universitaria

Senado Universitario [ 55 ] donde se está elaborando la fisonomía social y cultural del Chile del maña- na. Dejando clara la diferencia en el rol que asumen aquí las universidades como la Universidad de Chile, con la educación técnico profesional y del sis- tema privado, que es mayoritario. Pero aquí se está formando la fisonomía del Chile del mañana. Esa es la relevancia de dar esta discusión, que no tiene un impacto solamente en sectores reducidos de la sociedad. Esto sucede no en un vaso de leche, sino que al interior de un conflicto mayor en el Chile de la transición, que ha estado embarcado en un proceso creciente y fuerte de “ciudanización” y de despolitización generalizada. Con esto su- brayo un dato que ha estado muy presente en algunos debates y que creo es sumamente relevante tomarlo en cuenta este año para no apologizar lo que ha sucedido y creer que esto es una coyuntura de grandes, profundos, radi- cales e inmediatos cambios en este país. Se trata de un dato que salió de la Encuesta Nacional del Centro de Investigación de la Estructura Social, de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile, que muestra cómo han aumentado los niveles de crítica de la población chilena, pero cómo se mantienen muy reducidos lo niveles de asociatividad. La gente tiene un ma- lestar, está enojada, está criticando muchas cosas, pero los grados de asociati- vidad, de voluntad para la acción colectiva, son muy menores todavía. Y este malestar está más presente en los sectores de más altos ingresos, donde están, por ejemplo, los jóvenes con más consciencia política, los que tienen más consciencia de sus intereses y de cómo defenderlos, donde participan más en las votaciones. Y en el resto de la sociedad, se ve una disminución de las formas clásicas de asociatividad de acción colectiva, por una parte, y una transformación de la formas de asociatividad que no se logran ver con las anteojeras de la política tradicional, por otra. Y eso está muy presente en la movilización que hemos visto este año. Afuera del Liceo 1 había un rayado de una misma persona, porque era el mismo trazo, que decía “Contra el estado y el capital: fuego” y la típica A anarquista. Y el mismo trazo ponía al lado, “Porque todos tenemos el dere- cho a surgir”. Indica de forma un poco contradictoria la subjetividad que está presente en esta coyuntura y en otras anteriores. E indica que está en juego la dirección política que asume hoy día el malestar social expresado y de las luchas propiamente estudiantiles. También, en una reunión plenaria de la Confech (Confederación de Estu- diantes de Chile), detrás de una retórica muy combativa y una estética simi- lar, se abogaba por la gratuidad y por el derecho a tener igualdad de oportu- nidades, lo que indica un elementomuy real y que está detrás de la masividad de esta movilización también. Aquí no hay un contingente de tropas de gente de izquierda que quiere la transformación social, la socialización de la pro- piedad y el consumo. No hay tanto de eso todavía, ojalá seamos capaces de construirlo, pero eso está en juego aún. Hoy día, lo que impera entre los nuevos profesionales y los nuevos técni- cos que se forman al interior de la educación superior chilena, son formas ideológicas meritocráticas, tecnocráticas, competitivas, y contra eso estamos luchando. De ahí la relevancia de asumir que cuando uno habla de mayor participa- ción, de conflicto estudiantil, de conflicto al interior de las universidades y de educación superior en general, está hablando de un conflicto entre esas for- mas ideológicas que están disputándose las visiones de mundo de los nuevos profesionales de este país, de la capas que van a hacerse cargo de la conduc-

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