Coloquio democracia y participación universitaria

Coloquio Democracia y Participación Universitaria [ 50 ] “Universidad: participación y libertad” Carlos Martel, Decano Facultad de Humanidades de la Universidad de Valparaíso No soy un teórico de la participación ni de la libertad. Sí estoy aquí en esta conversación porque soy decano de la Facultad de Humanidades de la Uni- versidad de Valparaíso, una universidad que desde el año 2007 ha implemen- tado prácticas de participación triestamental en sus deliberaciones y decisio- nes. Desde esa experiencia me permitiré centrar algunas anotaciones para una discusión. Uso la expresión “participación” en un sentido de “ser parte de”, y quiero llamar a esto un sentido fuerte. Así entiendo que participar en los cuerpos colegiados de la Universidad o en la elección de las autoridades, quiere decir “ser parte” de esos organismos o esas decisiones y no “ser un invitado a la casa de otro”. La participación de los académicos aún se encuentra restringida en aquellas universidades -la mayoría- que no han modificado los estatutos heredados de la dictadura. Con la excepción de la elección del Rector, las elecciones de autoridades no son legalmente vinculantes. Son consultas para la decisión de una entidad unipersonal y los cuerpos colegiados siguen siendo, reglamenta- riamente, consultivos. En la Universidad de Valparaíso, en el año 1990, se estableció un reglamento de consulta para la designación de las autoridades unipersonales y, de esa manera, se normó la participación de los académicos, de los estudiantes y de los funcionarios no académicos. Reglamentariamente, no existe en el lugar de los antiguos Estatutos. No obstante, sobre la base de una voluntad política de los académicos y las autoridades, se practica la participación con voz y voto en organismos cole- giados y en la “elección de algunas autoridades” en la Universidad de Valpa- raíso. Una normativa adecuada a la actual participación, es desde luego una tarea pendiente en las universidades y en el país. Reformas a los Estatutos y una nueva ley marco En esta materia es clarísimo el distanciamiento entre la norma y las tenden- cias que se observan en la realidad. Para avanzar en este terreno es preciso el debate organizado e institucional y es necesario, además, tomar decisiones institucionales mediante procesos legitimados por la comunidad universita- ria. El debate pondrá en discusión las preguntas de fondo: ¿Qué podemos entender por participación en este contexto? ¿Es deseable la participación y por qué? ¿Quiénes o qué estamentos debería participar y en cuáles instan- cias o procesos y para qué? Preguntas como ésta, entre otras, sobre la idea de diversidad que tenemos. Esto es lo que hay que poner en debate: ¿Cómo es la universidad que queremos? ¿Cómo debemos decidirlo? ¿Cómo podemos llevarlo a cabo? Cuando propiciamos la participación en la Universidad, ya hemos tomado una decisión sobre el tipo de universidad que tenemos en vista. Incluso pen- samos que la participación es esencial a la Universidad, que es una caracterís-

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=