Coloquio democracia y participación universitaria

Senado Universitario [ 43 ] pueda existir entre las partes, a la percepción que pueda tener alguna de las partes sobre negociaciones precedentes. Eso ha estado muy presente en los discursos de los estudiantes, en el sentido de no confiar en el gobierno, por- que “confiamos en el 2006 y no obtuvimos muchos resultados después de las movilizaciones y de este Consejo que se constituyó”. Estos elementos de tipo más subjetivo, más simbólico, que constituyen la dimensión relacional, añaden una dificultad para avanzar en la resolución de cualquier conflicto social, pero en el actual se expresan cuando cada par- te cree que está logrando llevar a la otra parte a una situación crítica, de tal modo que ésta deba abdicar, porque está llegando a su punto de quiebre. Quiero compartir con ustedes algunos indicadores que dan cuenta de esta situación. Por parte del gobierno, ante la situación de extrema tensión que se ha producido en Chile en estos meses de movilizaciones, creyó encontrar el límite de la fuerza del movimiento estudiantil al amenazar con la retirada de las becas si los estudiantes no retornaban a clases o si no cerraban el semestre. Es una amenaza que llegó también por escrito a algunas de las universidades como la Universidad de Concepción. Otros criterios podrían avalar la fuerza del gobierno en el conflicto y el sentimiento de que esto se va resolviendo, en el modo en que el gobierno lo entiende. Por ejemplo, el hecho de haber realizado importantes concesiones presupuestarias. Además, las encuestas señalan que la ciudadanía está cansada de los desórdenes y de la violencia recurrente que se cuelga semanalmente de las manifestaciones pacíficas de los estudiantes. Y del lado de los estudiantes, ¿qué indicadores de éxito existen que puedan infundir en ellos el sentimiento de que el gobierno va a ceder? Durante los siete meses de movilización, las encuestas han mostrado un im- portante apoyo ciudadano a las demandas educacionales que abanderan los estudiantes y son muchos los que albergan, además, la esperanza que des- pués de estas movilizaciones por la educación vendrán otras por la salud o por la previsión. A pesar de 7 meses de movilización, los estudiantes reafirman sus votos se- manalmente, religiosamente todos los jueves, y lo reafirman con energía, creatividad, convicción, y una extraordinaria organización. Otro criterio, es que los estudiantes han logrado exportar el problema de la educación en Chile, logrando la atención de organismos internacionales, de gobiernos europeos, de gobiernos latinoamericanos, de periodistas del mun- do entero, de intelectuales como Noam Chomsky y de otros universitarios de diferentes países. Siguiendo en el plano relacional, y esto para ambas partes, pero fundamen- talmente para los estudiantes, creo que es evidente la falta de confianza de los estudiantes en el gobierno y en la clase política en general. Los estudiantes no se fían y tampoco confían en el gobierno. No se fían por la falta de claridad de las propuestas ministeriales, por la falta de seguridad técnica o jurídica de estas propuestas o porque no se les proporciona toda la información cuando se sientan a negociar en estas mesas llamadas de diálogo. Pero, tampoco con- fían en el gobierno y en la clase política por la frustración de las expectativas estudiantiles en ese pasado reciente del año 2006. La otra dimensión del conflicto que analicé es la del procedimiento. Es decir,

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