Coloquio democracia y participación universitaria

Coloquio Democracia y Participación Universitaria [ 36 ] Desde la exposición de Francisca Giner y Ana López se entiende que el espí- ritu de la Reforma Universitaria fue concretar una universidad participativa y responsable con la sociedad; la Contrarreforma Neoliberal de 1981 fue un vuelco completamente en el sentido contrario. El autofinanciamiento pro- vocó un continuo alejamiento de las unidades, perdiendo la empatía entre ellas, desorientando la Universidad. La crisis humana, valórica y social que significó este período provocaron el renacer de la segregación y el quiebre en la “unidad Universidad de Chile”, volviendo a foja cero un largo trabajo por una universidad-comunidad. La caída de Federici es un nuevo comenzar para esta idea en nuestra universidad. Lamentablemente los procesos de la Universidad debieron esperar más de 22 años para volver a estar en juego, debido al miedo, peor enemigo del hombre y la mujer que quiere saber más. El 2011 este modelo de Universidad = Comunidad = Participación retoma la vigencia. Uno de los principales ejes del petitorio CONFECH, que logró ha- cer la movilización más grande desde el regreso a la democracia, tenía la par- ticipación en los espacios de gobierno universitario como una condicionante para superar la crisis de la Educación Chilena. Y esto porque la participación no puede estar alejada del resultado que genera ésta: Valores. Valores repu- blicanos y colectivos, valores sociales donde la participación hace sentido y lo público se fortalece. La recuperación de estos valores es lo que hace capaz Re-Humanizar la representación y la participación en todas las esferas de lo público. El juego de la representación universitaria vuelve a tener una oportunidad luego de años de sombras, desmesura, miedo y silencios y la democracia po- demos redefinirla con las nuevas herramientas que la libertad universitaria nos confiere: Somos lo que será la sociedad del mañana. El juego de la democracia universitaria, entonces, vuelve a rodar entre la di- cotomía de las democracias representativas y las democracias deliberativas. El año pasado fue el momento en que ambas, luego de mucho tiempo estando segregadas y desvalorizadas, retomaran el sentido en el seno de lo universi- tario. Cuando el paidia regresa al ludus, la universidad vuelve a conectarse, recuperando su autovaloración en lo público. Por unos meses logramos difu- minar las máscaras que nos aíslan y diferencian, reconociendo lo básico del derecho humano por una educación digna, accesible y de calidad. De la presentación de Aldo Valle en el Coloquio recuperamos la idea de “Hu- manizar la participación es Diferenciar al ciudadano del consumidor.” La educación superior no es como ir al HiperSuperDupermercado ni al (mons- truoso) Costanera Center. Es comprender que la participación no es como elegir productos o servicios, sino que es el acto altamente humano de elegir experiencias e ideas con las cuales poder conllevar una vida más plena. Aquí el ludus democrático vuelve a contener sentido. La elección de nuestros alimentos aunque es libre, no es democrática, ya que no constituye un acto social, si no que es un acto íntimo y personal. En los actos sociales, en la esfera de lo público (Res-publico) la democracia sustenta la forma en que llegamos a acuerdo y encuentro en la esfera universitaria. La exposición de argumentos, preguntas, ideas y constructos nos expone a re-construirnos desde lo colecti- vo del aula (terrenos, laboratorios y talleres también) siendo un sustento de la situación de enseñanza-aprendizaje. La construcción de las ideas del grupo depende de las decisiones de todos.

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