Aportes al mejoramiento en la cadena de valor hortícola de la provincia de Chacabuco

17 CAPÍTULO II METODOLOGÍA DE INVESTIGACIÓN PARTICIPATIVA Y DIAGNOSTICO TERRITORIAL PARA LA PRODUCCIÓN Y COMERCIALIZACIÓN DE HORTALIZAS DE LA PROVINCIA DE CHACABUCO CAPÍTULO II Lorena Aracena, Patricia Guzmán y Walter Vergara En décadas anteriores “los proyectos de asistencia técnica estuvieron basados principalmente en los enfoques impulsados desde arriba. Las intervenciones estaban definidas por las problemáticas sectoriales (agricultura, planeamiento y gestión de los recursos naturales, conservación de suelo y agua, entre otros) y dirigidas parcialmente a las limitaciones y potencialidades de los territorios donde se llevaron a cabo” (FAO, 2005) entregando escasas respuestas a las necesidades concretas de los territorios. Ante esta situación, actualmente se promueven los enfoques “desde abajo hacia arriba” y las metodologías participativas que permiten levantar las necesidades reales de las comunidades, transformándose los diagnósticos participativos en “medios para promover el diálogo entre una diversidad de actores” (FAO, 2005) que definen prioridades conjuntas e incentivan el desarrollo de acciones por parte de la comunidad comprometida e involucrada en un proceso de desarrollo territorial. Con desarrollo territorial en contextos rurales se hace referencia a “un proceso de transformación productiva e institucional en un espacio rural determinado, cuyo fin es reducir la pobreza rural. La transformación productiva tiene el propósito de articular competitiva y sustentablemente a la economía del territorio a mercados dinámicos e inclusivos. En este marco, el desarrollo institucional tiene entre sus funciones estimular la interacción y la concertación de los actores locales entre si y entre ellos y agentes externos relevantes, y de incrementar las oportunidades para que la población pobre participe del proceso y sus beneficios” (Berdegue y Schejman, 2004). El concepto de desarrollo territorial permite la consideración de las particularidades de cada territorio al levantar proyectos o programas de desarrollo, lo que toma especial relevancia al tratarse de contextos rurales, donde conceptos como los de innovación toman nuevas acepciones. La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, establece que en territorios rurales la innovación pasa a ser no solamente la adopción de nuevas tecnologías, sino “una combinación exitosa de tecnologías y prácticas, de nuevos conocimientos y esquemas mentales, y de nuevas instituciones y formas de organización social” (FAO, 2016) de esta forma, la innovación considera factores de mercado, sociales, ambientales, políticos, regulatorios, científicos y tecnológicos (Sonino y Ruane, 2013). A partir de las consideraciones anteriores, la innovación en territorios rurales tiene una estrecha relación con las capacidades de los actores del territorio, de participar activamente en su proceso de desarrollo. FAO define la innovación en contextos rurales como “un proceso colectivo de negociación y aprendizaje que busca agregar valor económico y/o social a una comunidad” (FAO, 2016), en este contexto el rol de la extensión rural debe considerar un análisis del entorno para posicionarse como “dinamizador de la innovación, promover el cambio cognitivo, en cuanto a la gestión y lo tecnológico. Para ello necesita de nuevas metodologías y de componentes ad hoc de seguimiento y evaluación. Generar condiciones para modificar las estructuras territoriales y posibilitar acciones colectivas innovadoras de impacto, con mecanismos de escalamiento e incidencia” (FAO, 2016) la extensión debe facilitar la participación y comunicación, y con ello la “co-creación del conocimiento, las alianzas, la mediación y la incidencia de las organizaciones de productores en las políticas y servicios de innovación” (FAO, 2016). PARTICIPACIÓN TERRITORIAL PARA LA INNOVACIÓN

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