Bicentenario de Hispanoamérica: Miranda escritor

41 15 días, durante los cuales llegó a ser General y Comandante del Ejército del Norte, y sufrió dos prisiones y una proscripción. Un tercer ―período francés‖ abarca casi cuatro meses, entre el 28 de noviembre de 1800 y el 22 de marzo de 1801. La permanencia de Miranda en el medio francés corresponde entonces a 6 años, 9 meses y algunos días, tiempo de una vida intensa, en los campos de batalla, en los medios políticos, en la prisión. En francés el General debió hablar a sus soldados, escribir cartas, proclamas e informes, hacer su defensa en el juicio que se le siguió en 1793, y los memoriales que desde la prisión dirigió a los franceses, protestando contra las violaciones de los derechos humanos. Y en francés escribió y editó uno de sus documentos políticos más importantes, al ser liberado, en enero de 1795 Opinion du Général Miranda sur la situation actuelle de France et les remèdes convenables à ses maux Opinión del General Miranda sobre la situación actual de Francia y los remedios convenientes a sus males. Si sumamos los períodos en que el Precursor vivió fuera del medio lingüístico español, tenemos que ellos alcanzan los 27 años y medio, es decir más de un tercio de los 66 años y meses de su existencia. El lenguaje de los Diarios Los Diarios nos dejan ver en Miranda una notable capacidad de descripción y una honda sensibilidad ante la naturaleza panoramas Numerosísimos – y a veces muy hermosos – son los pasajes de los Diarios que muestran la sensibilidad de Miranda ante la belleza de la naturaleza. Y no son pocos los que nos hablan de su interés por la agricultura. Ésta, como actividad económica base, puede dar, bien conducida, bienestar y progreso a los pueblos. Así lo considerada el viajero y por eso el cultivo del campo provoca sistemáticamente su interés. Y de ahí sus continuas anotaciones sobre el estado de la explotación agrícola en los lugares que recorre y a veces sobre los rubros y los montos de la explotación del suelo. Por este su sentido cívico o político de la agricultura, así como por el sentido de las bellezas naturales, Miranda no podía sino admirar y amar a Virgilio, al gran poeta clásico de la naturaleza. Éste lo acompaña en una de las más bellas etapas de sus peregrinaciones: la travesía por diversas regiones suizas en 1788.

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