Bicentenario de Hispanoamérica: Miranda escritor

37 desde la trágica noche de su aprisionamiento por sus compatriotas, en la madrugada del 31 de julio de 1812, la comunicación de Miranda, tanto verbal como escrita – y especialmente ésta – pasa a estar drásticamente limitada. Algunas palabras debe haber cruzado con sus carceleros y sabemos que recibió visitas de Andrés Level de Goda 49 , ex Fiscal de la Audiencia de Caracas, a quien el Gobernador de Puerto Rico Salvador Meléndez y Ruiz, le dio amplias facilidades para charlar con el prisionero. El Gobernador consideraba a Miranda «un hombre grande» a quien debía ―respeto y admiración‖. Level de Goda, por su parte, recuerda haber estado «encantado» con la conversación de ese ―sabio anciano», en quien dice haber visto una verdadera «biblioteca ambulante» por su cultura y conocimientos. Después, el Precursor fue remitido a España. El 5 de enero de 1814, el barco que lo llevaba llegó a Cádiz; y hay constancia de que el 8 del mes estaba preso en la fortaleza de La Carraca. Allí sólo pudo hablar ampliamente con Level de Goda, quien obtuvo nuevamente permiso para visitarlo. En esa última prisión llegó a tener la compañía del criado Pedro José Morán , con quien podría hablar, y a través del cual pudo ponerse en contacto con una dama, doña Antonia de Salía, la que, a su vez, logró llegar a enviar mensajes a Inglaterra para conseguir algún auxilio económico. Así pues, sólo con Level de Goda, las veces que éste pudo visitarlo, y con el fiel Morán, conversaría Miranda en los dos años y poco más de dos meses que median entre su llegada a esa prisión y el ataque de apoplejía que sufrió el 25 de marzo de 1816. Leyó, sí, unos pocos libros que le sirvieron de consuelo 50 . Al parecer estos libros estaban 49 Level de Goda nació en Cumaná el 14 de junio de 1777. Vicente Lecuna publicó sus memorias, con el título de Antapodosis , en el Boletín de la Academia Nacional de la Historia de Venezuela Nº 63, pp. 498 y sig. Ver T. Polanco Alcántara: Francisco de Miranda , 2a. ed., pp. 328-329. 50 En carta a su amigo inglés Vansittart, el 15 de agosto de 1815, escribe Miranda: “No debe extrañarse cuando se entere usted de que no me dejan leer siquiera la Gaceta de Madrid (¡El miedo es el que atormenta el espíritu de estos bárbaros!). Sin embargo, logré conseguir por casualidad algunos clásicos latinos que me hacen pasar el tiempo útil y agradablemente: Horacio, Virgilio, Cicerón, Don Quijote y el Ariosto, son en los que más tiempo invierto, así como también en el Nuevo Testamento ”. La carta en América espera , p. 494.

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